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sábado, 20 abril, 2024
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    Alberto Fernández retoma su agenda tras regresar de su recorrida europea

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    Hoy la discusión está plantada sobre la figura del ministro de Economía, Martín Guzmán, el principal apuntando por el kirchnerismo. Máximo Kirchner lo cuestiona con nombre y apellido.

    “Escuché al ministro de Economía decir que no tiene apoyo político. Yo le digo: tenes el apoyo del FMI y el de Kristalina, de la central sindical más importante (la CGT), de los movimientos sociales y del Presidente. ¿Cuánto más apoyo queres para que las cosas salgan bien?”, cuestionó con dureza en el acto que encabezó el último viernes.

    Y siguió: “No he estudiado fuera del país (como Guzmán), pero entendí que hay una nueva clase de discusión política. ¿En serio creen que debatir ideas causa inflación, y que no es causada por el funcionamiento de las importaciones y las exportaciones?”.

    Guzmán ha pedido en reiteradas oportunidades, tanto en público como al Presidente, que el Gobierno se alinee detrás del plan económico, porque las críticas permanentes solo generan inestabilidad, falta de confianza y alteración de los valores de la macroeconomía.

    Fernández asume que las constantes críticas a Guzmán y a su presidencia generan un daño cada vez mayor sobre el Gobierno. Sobre todos. Porque los distintos sectores que integran el Frente de Todos son parte del gobierno nacional. Es decir, cree que los reiterados cuestionamientos del kirchnerismo también los dañan a ellos.

    Lo que para Máximo Kirchner es debatir ideas, para la Casa Rosada es una metralleta de críticas que mantienen activa la interna política y que tienen un solo objetivo: lograr la salida de Guzmán y obligar a Fernández a que cambie el rumbo del plan económico.

    El Presidente dice que no tiene motivos para ratificar a Guzmán, porque el ministro de Economía nunca estuvo en dudas. Es decir, no tiene que afirmar que sigue en su cargo, porque su lugar, si bien estuvo, y está, cuestionado por albertistas y kirchneristas, no está en juego. Al menos, así lo entiende Alberto Fernández, quien cada tanto brinda señales públicas de respaldo.

    Sobre Guzmán no solo presiona el kirchnerismo duro, que cree que su tiempo al frente del Palacio de Hacienda está terminado, sino también el alto porcentaje de inflación que la Argentina soporta desde hace tiempo pero, sobre todo, desde que comenzó este año.

    Durante un discurso que el Jefe de Estado brindó en la embajada argentina en Francia, poco antes de que se conociera el último número de inflación, dejó en claro cuál es la sensación que hoy se vive en el Gobierno y que le afecta directamente a él. “No estamos conformes ni contentos con los índices de inflación que tenemos hoy en Argentina. Estamos muy lejos de estar contentos”, sostuvo

    La inflación de abril fue de 6% y la suba de precios de los últimos doce meses alcanzó el 58%. En términos interanuales tocó su punto más alto en las últimas tres décadas. Superó así el récord que había alcanzado en mayo de 2019, durante la presidencia de Mauricio Macri, cuando había llegado al 57,3% en doce meses.

    Fernández mantiene su línea de intentar que los salarios queden igualados o le ganen a la inflación. No le cae bien cuando el kirchnerismo dice en público que cada vez hay más gente que no llega a fin de mes. Para ellos lo que sucedió con el impacto de la pandemia ya no es una excusa válida.

    “Es verdad que la pandemia nos trajo muchas dificultades pero no nos puede ganar la autocompasión. Hay que construir fuerzas para recuperar el poder adquisitivo del salario”, sostuvo Máximo Kirchner un mes atrás en un acto con la nueva conducción de la UOM.

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