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jueves, 28 marzo, 2024
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    Alberto Fernández y Lula da Silva relanzaron el vínculo estratégico entre Argentina y Brasil

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    El presidente Alberto Fernández recibió en Casa Rosada a su par brasileño, Luis Inácio Lula da Silva, en lo que fue su primera visita internacional luego de la asunción del primero de enero. En el Salón Blanco, luego de un encuentro ampliado, y antes de una reunión con empresarios de ambos países, los dos mandatarios firmaron un acuerdo estratégico de suma importancia para el futuro de la relación bilateral y de la región en el que, entre otras cuestiones, acordaron desarrollar instrumentos “que aumenten y faciliten el comercio sin obstáculos”, mediante “moneda común”, que serviría, entre otras cuestiones, para mitigar la escasez de divisas. En esa línea, también dijeron que tienen la intención de crear una moneda de circulación sudamericana en el largo plazo y hablaron del posible financiamiento que Brasil hará en para el segundo tramo de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner. “Estamos dando origen a un vínculo estratégico profundo que durará por las próximas décadas”, dijo Fernández y habló del comienzo de “una nueva etapa”. Lula, en tanto, aseguró que “recuperaremos una relación que jamás debería haber sido detenida”. Además, expresaron sus intenciones de hacer más eficiente el Mercosur y volver a poner en marcha la UNASUR.

    El presidente brasileño llegó a Casa Rosada cerca de las once de la mañana junto a su esposa, Rosángela da Silva. En el salón de los Bustos lo esperaban Fernández y la primera dama, Fabiola Yáñez. Luego de eso subieron al despacho del presidente donde se sumaron los ministros de Economía de la Argentina, Sergio Massa, y de Brasil, Fernando Haddad, y los cancilleres Santiago Cafiero y Mauro Vieira. También estuvieron los embajadores Daniel Scioli, de la Argentina y Reinaldo Salgado, de Brasil. En otro momento del encuentro se incorporaron los secretarios de relaciones estratégicas, Mercedes Marcó del Pont, y de secretaría general, Julio Vitobello. Una vez concluido ese encuentro, se dirigieron al Salón Blanco, donde rubricaron acuerdos y dieron una conferencia de prensa. Allí los ministros argentinos y sus contrapartes de Brasil suscribieron a distintas declaraciones vinculadas a cada una de las áreas.

    “Cuando Argentina y Brasil cumplen 200 años de relaciones diplomáticas estamos dando inicio a otra etapa”, dijo Fernández para romper el hielo, después de ingresar al salón Blanco junto a Lula. Minutos antes, habían ingresado las primeras damas y los funcionarios que estuvieron en la reunión ampliada. Hacía más de media hora, mientras tanto, los estaban esperando sentados todos los ministros de ambos gobiernos y también el jefe de gabinete, Juan Manzur.

    Fernández recordó que “por Brasil pasó Bolsonaro y por Argentina pasó Macri. Y los desafíos que tenemos son muy parecidos”, y que “el primer desafío es consolidar la democracia y las instituciones”. “Quiero que sepas querido amigo (a Lula) que desde Argentina vamos a estar siempre a tu lado y no vamos a dejar que ningún delirante ataque la democracia y las instituciones de Brasil. Nuestros pueblos no quieren odio, quieren libertad y quieren diálogo”, dijo. Por último, el presidente argentino expresó que “debemos trabajar también en organizar un entramado energético que garantice el desarrollo de nuestros pueblos. Hemos hablado de la posibilidad que el gas de Vaca Muerta llegue a Brasil, así como la electricidad de Brasil llegue a nosotros”.

    Lula, a su turno, subrayó que “volví para hacer buenos acuerdos con Argentina, para compartir la construcción de lo que falta construir, para ayudar a que Brasil y Argentina puedan crecer económicamente para que nuestros pueblos puedan tener viviendas, para asegurar que nuestros pueblos puedan comer por lo menos tres veces por día, para que nuestros pueblos puedan volver a estudiar, trabajar y tener acceso a la cultura”. Además, pidió perdón al pueblo argentino “por las groserías que dijo el anterior presidente de Brasil”, haciendo referencia a Jair Bolsonaro al que acusó de “genocida”. “No tenía derecho a buscarse enemigos. Necesitamos construir amigos y socios y por eso quiero afirmar que Brasil está otra vez de brazos abiertos para abrazar a los compañeros argentinos”. Lula también se metió en el terreno electoral. “Espero que Argentina no permita que la extrema derecha gane las elecciones porque la extrema derecha no funcionó en ningún país que gobernó. Espero que el pueblo argentino, en su inteligencia, no permita que ocurra un desastre electoral”, expresó.

    En la declaración conjunta que firmaron ambos países, entre otras cosas, dedicaron un párrafo al “insustituible rol que las instituciones judiciales poseen en sus ordenamientos constitucionales como garantía de los derechos de las personas frente a las persecuciones por razones políticas y el lawfare”, y destacaron que los sistemas republicanos de gobierno “necesitan que las instituciones judiciales mantengan su independencia e imparcialidad frente a los intereses económicos, políticos y mediáticos”.

    Luego de la conferencia de prensa, fueron a almorzar. Tras comer cordero con ensalada y brindar, los mandatarios se dirigieron al Museo del Bicentenario para participar de un encuentro con empresarios de ambos países que fue organizado por la UIA argentina y la brasileña. Los empresarios no vinieron con Lula en el avión, sino que viajaron por su cuenta para la ocasión. Allí también hubo algunos gobernadores, como el de la Rioja, Ricardo Quintela, y sindicalistas de la CGT, como uno de sus secretarios generales, Héctor Daer. Mientras tanto, los organismos de Derechos Humanos ingresaban a Casa Rosada por el patio de las palmeras. Se las pudo ver con sus bastones a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; a las Madres de Línea Fundadora, Taty Almeida y Nora Cortiñas; a Lita Boitano de Familiares y a Adolfo Pérez Esquivel, el premio nobel de la paz, entre otros (ver aparte).

    En la reunión con empresarios primero hablaron Fernández y Lula y cuando comenzaron a disertar el resto de los invitados, entre ellos los representantes de la UIA y los ministros de Economía, los presidentes se fueron y subieron con otros funcionarios al despacho de Fernández. Hasta ese momento los jefes de Estado no habían tenido un encuentro a solas. Por eso, en ese momento, Lula le dijo que quería conversar en privado y los demás se fueron para dejarlos hablar tranquilos.

    En privado, Lula le propuso a Fernández dar una vuelta de página en la relación bilateral y lo invitó a viajar a Brasil en junio de 2023, mes en que se celebran los 200 años del establecimiento de relaciones diplomáticas, Fernández dijo que sí. En julio, en tanto, Lula volverá a la Argentina para el traspaso de la presidencia protémpore del Mercosur. Según comentaron quienes participaron de la reunión el encuentro entre el mandatario brasileño y el argentino fue “alegre”. La última vez que se habían visto fue el dos de enero, cuando Fernández viajó a la asunción de Lula en Brasilia y tuvieron una bilateral.

    Una vez que terminaron el encuentro a solas, mientras los ministros de economía daban una conferencia de prensa conjunta explicando los acuerdos que habían firmado y detalles de la moneda común y sobre el financiamiento para el gasoducto Néstor Kirchner, Lula y AF se dirigían al salón de las Mujeres para reunirse allí con los organismos de DDHH. Esa reunión fue uno de los puntos de mayor emotividad de la jornada y duró más de una hora. En un momento Lula les dijo que todo el progresismo de la región tenía que estar muy unido “porque la derecha fascista no puede avanzar”, y que tenían que seguir luchando con su ejemplo por la memoria, la verdad y la justicia (ver aparte).

    Una vez en la explanada de Casa Rosada, el Presidente despidió a da Silva que volvió al hotel Sheraton, donde se está alojando y donde mañana será la cumbre de la CELAC, porque tenía allí pactadas diversas bilaterales con presidentes de la región. Una de ellas iba a ser con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que suspendió su visita a la Argentina (ver aparte). Se reunió, entre otros, con el expresidente de Bolivia, Evo Morales. La última actividad de la jornada en la que estuvieron los tres –Lula, AF y Evo– fue en el CCK, donde el Gobierno argentino ofreció un show musical (ver aparte).

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