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miércoles, 16 octubre, 2024
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    Apuñaló a su pareja e hijastra en enero y está cerca de llegar a juicio

    Ernesto “Ñeri” Rodríguez (24) se encuentra con prisión preventiva por femicidio en grado de tentativa y homicidio en grado de tentativa. El hecho ocurrió en Garupá

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    “Cuando vi que iba por mi hijo le pegué una patada”. Con las pocas fuerzas que le quedaban, Fátima Páez (20) logró el envión contra Ernesto “Ñeri” Rodríguez (24), quien con un cuchillo ya la había herido a ella y a su hija de 3 años e iba por el hijo en común que tenían, de seis meses.

    El hecho ocurrió hace casi dos meses, el 19 de enero, en Garupá. Fátima pensó que se moría ahí mismo al ver la cantidad de sangre que estaba perdiendo y le pidió a los familiares que le asistieron que cuiden a su pequeño. Finalmente ella y su hija fueron asistidas por profesionales y trasladadas luego al Parque de la Salud, donde las internaron.

    Ella tenía tres lesiones y una puñalada llegó a dañar su pulmón, pero en cinco días le dieron el alta y pudo contar a El Territorio a la Justicia cómo fue el intento de femicidio. Su hija Triana, en tanto, la pasó peor. Una de las estocadas le dañó la clavícula y estuvo en terapia intensiva, asistida por un respirador artificial durante varias semanas.

    Ñeri, cerca del banquillo
    Sobre el acusado, que se desempeñaba como tarefero, fue detenido en la misma localidad luego de 24 horas prófugo. Los efectivos de la División de Investigaciones de la Unidad Regional X lo ubicaron en una casa donde había buscado refugio, sobre la calle Yerbal Viejo del barrio Santa Inés. El hombre sigue detenido y el avance de la causa indica que lo seguirá por más tiempo.

    Según detallaron calificadas fuentes con acceso al expediente a El Territorio, la investigación avanza muy rápido, a tal punto que el hombre ya se encuentra con prisión preventiva. Incluso, señalaron que no quedan mayores elementos por incorporar a la investigación y está todo encaminado para que la causa sea elevada a juicio pronto.

    La instrucción está siendo llevada adelante por las autoridades del Juzgado de Instrucción Seis, a cargo del juez Ricardo Balor. El 23 de enero, el magistrado le imputó los delitos de femicidio en grado de tentativa y homicidio en grado de tentativa. En la audiencia, por recomendación de su abogado, se abstuvo de declarar.

    La semana pasada se incorporaron las últimas testimoniales, pero lo que resta por anexar son perfiles psicológicos que se hacen en este tipo de delitos, tanto del victimario – se busca saber, entre otras cosas, si comprende la criminalidad de sus actos- como el de la víctima. Para ello, esperan los turnos con los profesionales correspondientes.

    Una vez que el juez Balor reciba estos informes, se correrá vista al fiscal de Instrucción Seis, René Casals, quien determinará si considera que la etapa de recolección de pruebas está agotada o falta algún elemento por incorporar. Más allá de lo que se demore o que la defensa pueda oponerse a la elevación a juicio, se trata de una investigación que avanzó en tiempo récord, sobre todo teniendo en cuenta las complicaciones y retrasos que trajo la pandemia por el coronavirus.

    En primera persona

    Sobre la reconstrucción del intento de homicidio, se sabe que el agresor había estado tomando bebidas alcohólicas durante la tarde, pero cerca de las 21 volvió a su casa para cenar con su familia.

    La pareja vivía en una humilde casa de madera de unos pocos metros cuadrados cedidos por su hermana, en una construcción que se hizo hace más o menos un año atrás, con la ayuda de los vecinos y materiales que les cedió Cáritas.

    En una entrevista exclusiva con El Territorio, la joven expresó que notó rara a su pareja y que incluso le empezó a hablar de la muerte y le preguntó a dónde creía que iría cuando le llegara la hora, si al cielo o al infierno. “Pensé que él estaba muy alcoholizado porque cuando toma empieza a decir muchas cosas, siempre fue cargoso, pero ese día empezó a delirar”, recordó.

    Según el relato, en un momento el agresor salió afuera y empezó a realizar disparos con el aire comprimido hacia el cielo, por lo que tuvo que quitarle el arma y las municiones. El cuchillo con el cual fue atacada, rememoró después, estaba en una lata donde lavaban los platos, aunque no vio cuando lo tomó. Ni siquiera se esperaba ese puntazo.

    Sobre esa secuencia, narró: “Yo le estaba dando la teta a mi nene y cuando él salta me da la primera puñalada. Yo no siento nada. Y ya me da la segunda y cuando me quiero dar cuenta ya me emboca acá (en el pecho). Mi nena se levanta porque yo grité ‘no, Ñeri, no, Ñeri’. A mí no me dolía, pero creo que mi nena se asustó por cómo me salía la sangre. Cuando me dijo ‘mami, mami’, ahí él le atacó. Pero cuando vi que iba por mi hijo, le pegué una patada y voló contra el ventilador chico”.

    Al recibir el golpe, el hombre atinó a correr y al oír los gritos de la nena los familiares de Fátima -que viven a pocos metros del lugar- se acercaron a asistirla. Tanto ella como su hija perdían mucha sangre, e incluso a la menor tuvieron que acostarla en la cama y hacer que vomite, porque se estaba ahogando.

    Entonces llegó la Policía y pudieron trasladarlas a tiempo al centro de salud, donde fueron asistidas y curadas. “Doy gracias a Dios que me dio fuerzas, porque a mi bebé le iba a pegar en la cabeza y mi bebe tiene seis meses. La verdad que fue un milagro lo que pasó”, señaló Fátima, que insistió en que nunca había sufrido un hecho de violencia por parte del detenido.

    Esto generó desde un principio desconcierto en la familia e incluso en los vecinos, nadie podía entender qué motivó a Ñeri a actuar de esa manera: “Él era buenito con mi hija, con mi hijo yo le dejaba sólo con él. Mi papá le mezquinaba, él decía ‘ese chico es bueno, no le levanta la mano a Rocío’. ¿Por qué te pensás que mi papá le daba trabajo? Nunca habíamos tenido peleas así porque yo me dije que lo de mi pareja anterior no iba a volver a repetir”, describió la entrevistada.

    Sin embargo entonces pidió justicia y que el hombre pague por lo que hizo, debido a que no pueden ser excusas ni atenuantes el consumo de drogas o alcohol. Y al parecer su pedido tuvo una rápida respuesta por parte de autoridades policiales y judiciales.

    Fuente: El Territorio.

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