Mientras la Vicepresidenta señalaba sus reparos a la intransigencia en las políticas de reducción del déficit fiscal, Guzmán -que en la semana había vuelto a insistir con la necesidad de reducirlo- daba un paso al costado a través de una extensa carta difundida al mismo tiempo desde su cuenta de Twitter.
Desde el sábado por la noche, la Quinta presidencial de Olivos se convirtió en el epicentro de la política nacional.
Ya en la mañana del domingo, Alberto Fernández fue recibiendo a sus colaboradores y tuvo tiempo para compartir unas primeras impresiones antes de la llegada del titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, quien arribó minutos antes de las 11 en la camioneta Hyundai de color negro en la que suele desplazarse entre la Ciudad y el norte del conurbano bonaerense.
Hasta las 14, el jefe de Estado dialogó de manera extensa con el titular del Frente Renovador quien, además de ser uno de los socios “fundadores” de la coalición de Gobierno, sirvió de articulador con los restantes sectores involucrados.
Fue por esa hora que el exintendente de Tigre se retiró de Olivos para dialogar con personas de su confianza y, cerca de las 17, volvió a la Quinta para continuar con las negociaciones para la reorganización del Ejecutivo, que podrían incluir su ingreso al Gabinete en un rol central para la administración.
A las 17.30, ingresó a la residencia el jefe de Gabinete, Juan Manzur, quien a primera hora había llegado a Buenos Aires desde su natal Tucumán para sumarse al cónclave. Con él llegó el mensaje de los gobernadores y del peronismo: todos se encontraban expectantes de la redefinición, pidiendo el diálogo entre Fernández y Cristina Kirchner.
También la oposición se mostró preocupada por la situación y la mesa nacional de Juntos por el Cambio pidió “la máxima responsabilidad institucional” al Gobierno nacional.