La brecha cambiaria explicó tanto la aceleración inflacionaria de comienzos de año como la desaceleración de los últimos dos meses, sostienen las y los analistas consultados. De allí la importancia para el gobierno sobre la intervención en la cotización de los dólares financieros. Hacia fines de año puede haber indicios de modificaciones en el esquema cambiario y la inflación podría superar a la del primer semestre, concluyen los escépticos. Federico Zirulnik, Joaquín Waldman, Ana Paula di Giovambattista y Pedro Gaite fueron consultados por este diario sobre las perspectivas de la inflación.
“En abril el gobierno tomó nota y comenzó a intervenir en los mercados cambiarios para achicar la brecha: a partir de ahí la inflación –aún en niveles altos- comenzó a desacelerarse”, indica Federico Zirulnik del Centro de Estudios Sociales y Económicos Scalabrini Ortiz (CESO). En igual sintonía, Pedro Gaite de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), argumenta que “en la segunda mitad del año el ciclo dependerá principalmente de lo que ocurra con la brecha cambiaria y las reservas, teniendo en cuenta que quedan vencimientos con el Fondo y que aumentará la dolarización de las carteras cuando se acerquen las distintas instancias electorales.”
“Creo que en julio esa desaceleración puede continuar, pero a un menor ritmo que los últimos dos meses” afirma Zirulnik del CESO. “Es difícil pensar que julio se ubique por debajo de 6 por ciento, considerando los malos datos de los meses previos (promedio 7,3 por ciento) y también las expectativas sobre la restricción externa”, complementa Gaite de FIDE. En tanto, Joaquín Waldman, de la Consultora Equilibra, señala que “así como la aceleración fue transitoria, la seguidilla de dos meses positivos no la vemos duradera.”
Desde Equilibra incluso advierten que “en el segundo semestre la inflación va a ser más alta que en el primero”, y completan: “Eso estaría vinculado con un cambio de tendencia en los estacionales –la carne puede dar un nuevo salto hacia la primavera- y con la suba de varios precios que vienen siguiendo a los dólares financieros si la brecha se tensa. A fines de año puede haber indicios de modificación en el esquema cambiario.”
Sobre la dinámica de los estacionales, como la carne, Waldman describe que “luego de varios meses estancados, los precios dan una suba fuerte, venimos de meses planchados”. Para agregar que “las carnes, lácteos, huevos, frutas y verduras empujaron la inflación en los primeros cuatro meses del año y eso se revirtió en el último bimestre.” En tanto Zirulnik explica que “en junio, los bienes estacionales aumentaron sólo 1,8 por ciento, lo que compensó los aumentos de muchos regulados que subieron por encima del promedio, pero no veo que la situación vaya a repetirse en julio.”
Ana Paula di Giovambattista, secretaria de investigación de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), pone énfasis en la trayectoria del dólar oficial “porque desde mediados de 2022 la dinámica inflacionaria comienza a estar traccionada por el tipo de cambio oficial –que sube 5,5 por ciento promedio mensual durante el primer trimestre y 7,0 por ciento durante el segundo-” y los precios regulados “–como prepagas y electricidad- que aumentaron 7,8 por ciento en junio, bastante por arriba de la inflación general.” Otros regulados contribuyeron a la desaceleración, “como las naftas”, agrega Waldman.
Dos cuestiones se destacan a futuro. Resulta positivo que “muchos sectores cerraron paritarias para los próximos meses con pronósticos de inflación que superaban el 6 por ciento, de modo que si continúa la desaceleración posiblemente veamos una recomposición de los ingresos en términos reales”, indica Zirulnik. “El frente externo es delicado en la segunda mitad del año, tanto por la caída de las reservas como por los vencimientos de pagos con el FMI y dado que la acumulación de divisas disminuye por factores estacionales y que de cara a las elecciones suele aumentar la dolarización de las carteras”, agrega Pedro Gaite.
Fuente: Pagina 12