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jueves, 28 marzo, 2024
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    Cumbre de las Américas: intento de continuidad del ALCA en el nuevo escenario

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    Diferentes análisis trataron sobre las dificultades que Estados Unidos encontró para imponer sus intereses en la última Cumbre de las Américas, desarrollada en Los Ángeles. Sin embargo, los debates en torno a la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua y, por esto, la ausencia de Bolivia y México, así como la posición argentina al respecto, no deberían opacar los planes norteamericanos para la región.

    Circunstancias

    La globalización unilateralista conducida por Estados Unidos está provocando una acelerada desconexión multilateralista, ambos aspectos manifestados en las tensiones con Rusia en Ucrania y China en Taiwán.

    Además, la pandemia generó nuevas dificultades para continuar con la misma fragmentación geográfica de la producción y, por otro lado, muchos eslabones productivos que hace tres o cuatro décadas eran mano de obra intensivos, ya no lo son, por lo que algunos están regresando a las naciones en las que se asientan sus casas matrices.

    Estas tensiones también ocurren con eslabones sensibles como el de la producción de semiconductores, chips en particular. A este respecto, el concepto de la política que representa Biden en esta coyuntura es el de Cadenas Regionales de Valor más que el de Cadenas Globales de Valor.

    Mientras comienzan a caer los primeros escombros del actual orden mundial que acelera una crisis mundial sin precedentes, Estados Unidos necesita descargar su crisis y tener “cadenas de valor más cortas” y geopolíticamente más cercanas.

    APEA

    Biden propuso la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas (APEA), rememorando la Alianza para el Progreso (ALPRO) y el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Aunque con diferencias, Estados Unidos siempre propone una “alianza” para imponer la doctrina Monroe de una u otra forma. Lo principal de estas propuestas siempre reside en condicionar a los países latinoamericanos, tenerlos bajo el mismo espacio geoeconómico y político y avanzar lo máximo posible sobre sus economías.

    En la cumbre de APEA, Biden fue claro: “Vamos a fortalecer nuestras cadenas de suministros para que sean más resilientes ante shocks inesperados, promover la innovación tanto en el sector público como en el privado”.

    ¿La innovación en el “sector público” tendría que ver, entre otros aspectos, con la participación en las obras y compras públicas por parte de empresas norteamericanas y la mayor penetración en el sistema judicial de las naciones latinoamericanas?

    De acuerdo a Biden, Estados Unidos mantendrá reuniones con los países de la región para dinamizar las instituciones económicas regionales para acelerar la APEA.

    Simultáneamente, el editor del Finantial Times, Michael Stott, publicó en ese medio una nota para tomar nota. Da por sentado que Argentina no tiene que vincularse a China y Rusia y que, en estas circunstancias, la energía proveniente de Vaca Muerta puede reemplazar a la de Rusia para servir a los intereses de la Europa alineada con Estados Unidos. También afirma que Vaca Muerta necesita ser más atractiva para conseguir inversiones, con nuevas reglas, acceso irrestricto al mercado cambiario, entre otros aspectos, para remitir utilidades a sus casas matrices. Además, sugiere que deben eliminarse los subsidios a los combustibles en Argentina porque el petróleo se vende en el mercado interno a un precio alrededor del 50 por ciento del nivel mundial. ¿Esta propuesta mejoraría o empeoraría la restricción externa? ¿La energía sería más barata o más cara?

    Deuda con el FMI y APEA

    En el libro Historia de las relaciones entre Argentina y el FMI, Noemí Brenta expone que, en la etapa final de la convertibilidad, en condiciones de máxima vulnerabilidad por el endeudamiento y la recesión, el FMI condicionaba su apoyo a la implementación de la dolarización plena y “el avance de las negociaciones del ALCA”. La crisis de 2008 se habría trasladado de un modo más directo e intenso porque no se hubiesen podido aplicar medidas defensivas, en caso de que Argentina y otras naciones no hubiesen rechazado el ALCA en 2005.

    Cuando se concretó el entendimiento con el FMI, en enero de este año, para pagar la mayúscula deuda tomada por el gobierno de Macri, se fundamentaba que Rusia y China no cerrarían acuerdos si Argentina no acordaba previamente con este organismo financiero. Hoy, las respuestas podrían ser diferentes. El ministro de Economía, Martín Guzmán, dio a entender que al cambiar abruptamente las circunstancias, podrían contemplarse algunos cambios por parte del FMI.

    Cuando Estados Unidos a través del FMI proponga condicionamientos y formas de anexión ante la debilidad de Argentina, además de rechazar estas propuestas, se podría replantear un nuevo acuerdo para pagar la deuda con condiciones más favorables para Argentina, aprovechando la debilidad relativa de la hegemonía norteamericana y sus instituciones transnacionales, en un mundo en crisis y transformación.

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