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sábado, 20 abril, 2024
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    El agua, la guerra del futuro cercano

    En un mundo en guerra es difícil poner como prioridad cuestiones ambientales, a pesar de que son esenciales para la supervivencia de nuestra generación.

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    Nota de opinión 

    Ya no se trata de especular con el planeta que legaremos a nuestros hijos y nietos, como se decía hace pocos años, sino de contemplar el que habitamos nosotros mismos. El acceso al agua potable es, también, un tema geopolítico. Sin embargo, no parece ser eje central de las agendas en la mayoría de los gobiernos del mundo.

    La situación actual de la crisis climática hace rever toda práctica insustentable de consumo en materia de la huella hídrica que deja cada una de las actividades productivas. Ya no es posible separar el sustantivo desarrollo del adjetivo sustentable, porque no se puede pensar en otra posibilidad para seguir adelante en un mundo tan ambientalmente castigado en cantidad de aspectos, mucho menos en relación con el compuesto indispensable por excelencia para los seres vivos.

    Las costas del río Paraguay durante la bajante de agosto 2021 (Foto REUTERS/Mayeli Villalba).
    Las costas del río Paraguay durante la bajante de agosto 2021 (Foto REUTERS/Mayeli Villalba).Por: REUTERS

    Las guerras en un futuro cercano -en menos de una década- serán, sin duda, por el agua. Es por eso que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) llama en marzo de cada año a la concientización de este bien ambiental que se nos enseñaba en la escuela como “recurso natural renovable”, y que ya no es tal. La contaminación y la cantidad de agua virtual que demandan hoy nuestros insumos la hacen cada vez más escasa en términos de acceso a su potabilidad.

    La ONU describe diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con hincapié en esta época del año en el número seis, “Agua Limpia y Saneamiento”. Sin embargo, los dieciséis números restantes dependen en mayor o menor grado de ese compuesto esencial. Cada año, desde 1992, la ONU propone un lema. El de 2022 es “Aguas Subterráneas; Hacer Visible Lo Invisible”. A pesar de que todas las actividades sociales y económicas dependen en gran medida de su abastecimiento y de su calidad, la inequidad en cuanto al acceso al agua potable es muy manifiesta.

    La conmemoración de este año tiene por objetivo concientizar acerca de la crisis mundial y sobre la necesidad de buscar medidas para abordarla de manera que la humanidad entera pueda alcanzar el ODS número seis para todos, e indirectamente los demás dieciséis, antes de 2030, década crítica para la humanidad y gran parte del resto de la biodiversidad según las proyecciones científicas.

    Nadie es profeta en su tierra

    Las aguas subterráneas son el ingrediente invisible de los alimentos y de otras actividades humanas cotidianas. Hoy constituye un recurso finito. Hace más de cuatro décadas que tengo clara esa idea y a pesar de las advertencias que hacemos los ecólogos (no ecologistas) en la Argentina, es poco lo que se lleva a la acción para revertir la situación de continuo deterioro y escasez.

    Los incendios consumieron gran parte de los Esteros del Iberá este verano pasado (Foto REUTERS/Sebastian Toba).
    Los incendios consumieron gran parte de los Esteros del Iberá este verano pasado (Foto REUTERS/Sebastian Toba).Por: VIA REUTERS

    El Río Paraná es nuestra columna vertebral hídrica y tuve el privilegio de hacer mi tesis en sus aguas, en Rosario, muchos años atrás. Hace unos días volví a esa ciudad, invitada por su municipalidad para disertar ante una multitudinaria audiencia en una conferencia organizada por la Universidad Nacional de Rosario el 22 de marzo, Día Mundial del Agua por la ONU. Por debajo del río Paraná fluye el Acuífero Guaraní, invisible en superficie, pero sus efectos se aprecian en toda la cuenca y soy muy vehemente cuando me refiero a ese ecosistema.

    En Rosario, saben que fui quien advirtió hace tiempo sobre la bajante extrema por la que está atravesando el río Paraná por tercer año consecutivo, que hoy todos lamentamos y que muestra una marcada pérdida de especies de peces migradoras endémicas de América del Sur, un recurso comercial y cultural desde la época de los pueblos originarios. Esta situación hace que reveamos nuestros modelos de producción, porque no todo es el cambio climático.

    Los fenómenos extremos son multicausales y para prevenirlos estamos los científicos. Esta vez se me escuchó, y espero sea la definitiva para que mis palabras se lleven a la acción con eficaces políticas públicas activas de Estado, más allá de los gobiernos de turno.

    Fuente: Irene Wais es bióloga (UBA), ecóloga (Oregon State University, USA) y tiene un posgrado Internacional en Evaluación de Impactos Ambientales (UNAM, México).

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