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jueves, 25 abril, 2024
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    En el Congreso Mundial de la Naturaleza se mezclan debates sobre ecología con negocios

    La Unión Mundial por la Naturaleza, organizadora del evento, ya cerró acuerdos con Huawei, la OMT y el gobierno alemán. Grandes compañías como BMW, Volvo, Google y Samsung reciclan sus discursos ante acusaciones de contaminar.

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    Para entrar al Congreso Mundial de la Naturaleza que se desarrolla en Marsella entre el 2 y el 11 de septiembre y que organiza la Unión Mundial por la Naturaleza (UICN) en el Centro de exposiciones Chanot, hay que atravesar dos controles de seguridad y sanitarios. Se puede entrar gratis hasta los más de 500 stands de gobiernos, empresas y ONG ‘s. El objetivo de cada stand es “generar conciencia”. En un rincón de uno de los nueve pabellones, una soprano coreana emula el canto de las ballenas que aparecen en una pantalla detrás de ella. En otro rincón la gente descansa en unas reposeras organizadas en círculo alrededor de parlantes que reproducen el sonido de pájaros del Amazonas. Para tener acceso a las conferencias -de las que en total al finalizar el congreso habrán participado más de 1400 panelistas- hay que pagar una acreditación que sale 1500 euros. Quienes lo hacen en su mayoría no llegan aquí para aprender a reciclar sino para cerrar tratos y dar debates alrededor de la conservación.

    Los debates

    Los temas a discutir están organizados en siete categorías: paisaje, agua dulce, derecho y gobernanza, sistemas económicos y financieros, innovación, océanos y cambio climático. Hay mesas redondas, plenarios, debates, monólogos, conferencias y algunas cumbres: de la juventud, de jueces, de jefes de empresa y de indígenas.

    En la “Cumbre de la juventud”, Brighton Kaoma, director de juventud de ONU Sustentable, le habló a “los viejos”: “estamos cansados de sus palabras, todo lo que necesitamos es que entren en acción. Si ustedes no pueden actuar dejen a los jóvenes que lo hagan”.

    La “Cumbre de Jefes de Empresa” nuclea a líderes industriales para “explorar los pasos que pueden dar para acelerar la transformación hacia una sociedad sostenible”. Allí una representante del Banco Mundial dijo por qué le parecía importante: “más de la mitad del PIB mundial está generado por industrias que dependen en gran parte o de forma moderada en los servicios de los ecosistemas, tales como la polinización, el filtrado de aguas y las materias primas”. WWF aprovechó para recordar que “el costo real de producir plástico y soportar su contaminación” es superior al PIB de la India.

    A las 9.25 de la mañana del martes en Francia, las 4.25 en Argentina, en un encuentro titulado “Jueces y el medio ambiente” expuso por videollamada el juez de la Corte Suprema de Argentina, Ricardo Lorenzetti. Frente a pares de México, Barbados, Costa Rica, Pakistán y la Unión Europea, no se mostró nada conservador: “Debemos cambiar lentamente nuestra concepción de derechos basados puramente en la propiedad y en lo individual y abrir un paradigma legal diferente, un enfoque ecocéntrico y sistémico”.

    El financiamiento

    Un representante de la COMIFAC (la Comisión de Bosques de África Central) se acerca a este cronista para dejar un folleto. Está promocionando el stand de la Cuenca del Congo que tiene un slogan: “Un capital de biodiversidad excepcional”. Justo en esa región es donde se denuncia que la ONG conservacionista WWF quiere expulsar a los indígenas baka para crear el parque nacional Messok Dja. Paul Kanyinke Sena, un camerunés que dirige el Comité de Pueblos Indígenas de África y que articula con la UICN dialogó con PáginaI12 en una conferencia de prensa tras la cumbre de pueblos indígenas y desafió: “esas denuncias las estamos investigando pero las organizaciones de derechos humanos que las hicieron necesitan que haya problemas, si no hay violaciones a los derechos humanos no tienen cómo financiarse”.

    El líder indígena guatemalteco Ramiro Batzin, de la Asociación SOTZ´IL, tomó la palabra tras Kanynke: “yo sé que los conservacionistas, como con este proyecto del 30% de la tierra como área protegida para el 2030, tienen buenas intenciones, pero tienen que respetar el consentimiento previo libre e informado de los indígenas”. Los conservacionistas se defendieron en primera persona: “Nuestras metas globales de proteger la Tierra y conservar la biodiversidad no pueden lograrse sin el liderazgo, el apoyo y la colaboración de los Pueblos Indígenas”, dijo Bruno Oberle, Director General de la UICN.

    Como se contó en este diario el sábado, el proyecto “30 x30”, que impulsa la ONU y consiste en tener dentro de 10 años a la tercera parte del planeta como área protegida, es el eje de este congreso y fue el disparador de una contra cumbre la semana pasada. Para Lara Domínguez del Minority Rights Group es un proyecto político pero no científico: “no hay estudios serios de impacto económico y social y 300 millones de personas podrían ser desplazadas”.

    Los tratos

    Algunas grandes empresas aprovecharon este encuentro global para reciclar su discurso sobre acusaciones que pesan sobre ellas. BMW, Volvo, Google y Samsung se comprometieron a “no utilizar minerales extraídos de aguas profundas o financiar la explotación minera en aguas profundas hasta que se haga un nuevo estudio de impacto”. La UICN, por su parte, ha cerrado varios tratos en lo que va de su Congreso. Hizo un acuerdo con la tecnológica china Huawei para “mejorar la conectividad digital en 300 áreas protegidas”, un covenio con la Organización Mundial del Trabajo para fomentar la creación de “empleo verde” y otro con el gobierno alemán, que invertirá 17 millones de euros en fomentar el ecoturismo en áreas protegidas.

    El antecedente

    En enero de 1994 este mismo Congreso Mundial por la Naturaleza se realizó en Argentina. Fue en el Sheraton del barrio de Retiro y lo inauguraron Menem y la entonces Secretaria de Ambiente María Julia Alsogaray. Así lo recuerda Raúl Montenegro, el ecologista cordobés laureado con el Premio Right Livelihood (conocido como el premio Nobel alternativo): “entre quienes fueron mencionados por su aporte económico, o asimilable, a ese Congreso figuraron Cemento Avellaneda, Loma Negra y Celulosa Argentina, no precisamente paladines de la conservación ambiental”.

    Para Montenegro, que dirige la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam) en la provincia de Córdoba, la UICN “no cuestiona los estilos de vida ni las peores fuentes de disturbio ambiental y social” (como la desigualdad o las guerras) y “ofrece un modelo sesgado e ineficaz donde coexisten la conservación que excluye a las personas y registros muy serios del creciente deterioro de la biodiversidad clasificada”.

    En un comunicado divulgado este martes la UICN informó que “ha estudiado 138.374 especies, de las cuales 38.543 se clasifican bajo amenaza”. Por ejemplo: el 37% de las especies de tiburones y rayas en el mundo están en peligro.

    Para Raúl Montenegro “el concepto de biodiversidad nativa manejado por la UICN y la mayoría de los gobiernos es fragmentario e inexplicablemente incompleto. En Argentina por ejemplo no tenemos mapas de biodiversidad. Solo mapas de algunos grupos dominantes y visibles de la biodiversidad, por ejemplo árboles y vertebrados”. Además recuerda que hay una biodiversidad “no clasificada”: “son entre 10 y 100 millones de especies, solo a nivel de virus se han clasificado algo más de 6.000 especies y se estima que existen unas 900.000 a 1.000.000 de especies de virus sin clasificar”.

    Para el director de la FUNAM esta no es una cumbre por la naturaleza, sino un encuentro de miembros gubernamentales y no gubernamentales. Ya desde la época en la que este Congreso se hizo en Argentina Montenegro insistía en algo que aún no se hizo: “la necesidad de una Convención de Naciones Unidas sobre estilos de vida y conducta humana”.

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