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jueves, 28 marzo, 2024
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    Fuertes discusiones por el acuerdo con el FMI

    El ala dura del PRO presiona para que el bloque opositor se abstenga o vote en contra del entendimiento. La UCR y CC resisten las maniobras. Los encuentros en la casa de Macri.

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    El show de retirarse del Congreso cuando hablaba Alberto Fernández sobre la deuda con el FMI parecía tener un objetivo concreto: presionar para que Juntos por el Cambio se abstenga o vote en contra del acuerdo con el FMI. De las bancas vacías del PRO a su abstención o voto en contra del acuerdo hay una distancia corta. O por lo menos eso imagina el ala dura del PRO. Del acuerdo y su viabilidad siguieron conversando los principales referentes del PRO en un encuentro en la casa de Mauricio Macri. El expresidente viene convocando a economistas y exfuncionarios PRO para que den argumentos en contra de aprobar el acuerdo y en el encuentro del martes por la tarde se escuchó a varios de ellos. Desde la UCR, ven un intento de embarrar la cancha en esta nueva discusión que intenta imponer el PRO. “Están militando la abstención”, advierten. La Coalición Cívica ya se pronunció a favor de que el Gobierno cierre el acuerdo que considere con el Fondo. Por lo tanto, se vienen semanas de un duro debate dentro de Juntos por el Cambio.

    No fue casual que, en medio del gesto teatral de retirarse del recinto, varios de los referentes de la alianza opositora se refirieron a la votación futura. Desde el “No tenés los votos, Alberto” que le gritó Alfredo Cornejo al presidente, cuando éste le dijo que no mentía, hasta la más explícita presidenta del PRO, Patricia Bullrich: “El PRO no va a aceptar el insulto y que después nos pida que les votemos”. En esto, el ala dura del PRO no está sola. Diego Santilli -que responde a Horacio Rodríguez Larreta- dijo algo similar a Bullrich: “Le pide ayuda a la oposición para buscar consensos y un minuto después miente y agravia”.

    Como contó este diario, la decisión de irse del recinto había sido tomada un día antes, había un comunicado preparado y había insumido una fuerte discusión interna en el PRO, que ganaron los “halcones”. No lograron convencer, en cambio, a los otros bloques, que se quedaron en el recinto. El principal contraste con el saliente Larreta fue -una vez más- de Gerardo Morales, que no se fue.

    En lo de Macri

    A la retirada teatral le siguió un encuentro de los principales referentes del PRO, que eligieron como sede la casa de Macri en Acassuso. Allí fueron Larreta, Bullrich, Santilli, Cristian Ritondo, María Eugenia Vidal, Gerardo “Jerry” Milman, Alvaro González, Federico Angelini y el senador Humberto Schiavoni. Era un encuentro acordado previamente para escuchar a economistas sobre el acuerdo con el FMI, pero tomó otro carácter: Macri estaba furioso. Todas las intervenciones apuntaban a un rechazo del acuerdo con el FMI, si bien varios asistentes insisten en que no se consensuó todavía una posición a la hora de votar.

    Los que hablaron fueron ex ministros y dirigentes del PRO: el ex ministro Hernán Lacunza, el diputado y lobbista ante el FMI Luciano Laspina y el ex titular del Banco Central Guido Sandleris (este último, por Zoom). Los tres dieron argumentos a favor de rechazar este acuerdo con el FMI: cuestionaron que no se avance en las reformas que quería implementar Macri (previsional, laboral, impositiva), ni se tomen medidas ortodoxas contra la inflación. No obstante, no tuvieron las mismas conclusiones: hubo quien advirtió que es peor un default. Durante el fin de semana, Macri había sumado otras opiniones económicas sobre el Fondo: lo recibió a Ricardo López Murphy y también a los radicales Martín Tetaz y Martín Lousteau.

    Por el rechazo

    Del encuentro, previsto para escuchar a los economistas, entonces, no salieron definiciones concretas. Pero ya hay una corriente del PRO que está buscando imponer como resultado final una votación en contra o una abstención masiva, que podría poner en peligro la aprobación del acuerdo (sobre esto último, hay argumentos variados: desde los que dicen que eso es enteramente responsabilidad del oficialismo, hasta los que argumentan que si votan en contra o se abstienen, igual el acuerdo se aprobará). También está circulando la idea de retacear el quórum cuando se presente finalmente el acuerdo para ser tratado en el Congreso.

    Lo llamativo es que estas posiciones, que hace un mes estaban más circunscriptas al dúo Macri-Bullrich, hoy están teniendo el acompañamiento de otros sectores del PRO, como el de Larreta, que se sumó a la salida en masa del recinto. No obstante, en el sector del jefe de Gobierno muestran matices con respecto a una estrategia de rechazo total. Dicen que todo se discutirá cuando se sepa la letra chica del acuerdo, pero ponen reparos: “Si nos manda una bomba de tiempo, ¿quieren que se la votemos?”. En ese sector, no obstante, se vislumbra una estrategia de negociación, más que de rechazo, acompañada de un discurso que le haga pagar un mayor costo político al Gobierno, de cara a 2023. Es un juego levemente distinto al de Bullrich, aunque ella ha sabido empujar a todos en la dirección que quiere.

    Si van por la senda del rechazo, el principal problema lo tendrán con los otros partidos y bloques de Juntos por el Cambio. La fotografía de las bancas ausentes y los que se quedaron da una imagen clara de dónde están parados cada uno. Incluso, no faltaron dirigentes del PRO que consideraron por lo bajo que el retirarse constituyó un gol en contra similar a rechazar el Presupuesto o convocar a una sesión por Bienes Personales para perder por ausencias del propio interbloque. Remarcaban que terminaron tapando la ausencia de Máximo Kirchner.

    Una estrategia de rechazo del acuerdo se da de cabeza contra la acción que tomó por su cuenta la Coalición Cívica: presentó un proyecto para que el acuerdo sea aprobado por el Gobierno sin pasar por el Congreso. En el PRO, consideran que esos votos ya están perdidos. También ven como inconmovible el planteo del sector de Morales, que pide responsabilidad y evitar un default. Los radicales, por su parte, no observan nada que haya variado en la situación como para estar pensando en ir a votar sí o sí contra el acuerdo. Desde el ala dura del PRO, ya empiezan a correr las chicanas de que son funcionales al oficialismo y no falta el que imagina algún acuerdo espurio con el Gobierno. Los golpes bajos, como se puede ver, estarán a la orden del día. Todo esto seguramente vuelva a aparecer la semana que viene, cuando se reúna la mesa nacional de Juntos por el Cambio.

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