La Secretaría de Comercio Interior imputó a las alimenticias Mondelez, Bagley (que pertenece al grupo Arcor) y Pepsico por comercializar productos prácticamente idénticos con diferencias significativas de precio. Desde la cartera que conduce Paula Español indicaron que la metodología utilizada por estas grandes empresas consiste en modificar mínimamente una propiedad y/o el contenido neto de algunos de sus productos, para incrementar sustancialmente sus precios.
Uno de los ejemplos informados por el gobierno fue el de las galletitas Pepitos que ofrece Mondelez: ambos paquetes se comercializan bajo el nombre “Pepitos Original” y con un envoltorio de igual color, diseño y frases. Sin embargo, con diferencias de un gramo en el peso neto (118 gr y 119 gr), el precio sube más de 50 por ciento. En el rótulo del envase de 119 g, se lee la leyenda Con chispas Cadbury: “Independientemente de que esta cualidad exista y sea efectivamente el diferencial entre ambos productos, la misma podría no advertirse frente a la multiplicidad de estímulos que contienen los rótulos”, informan desde la Secretaría.
En el caso de Bagley, sucede algo similar con las galletitas Sonrisas. La marca presenta dos versiones prácticamente idénticas con una diferencia de 10 gramos en su contenido neto, y un precio de venta 30 por ciento más alto.
Por último, se encontró una actitud equivalente en la empresa PepsiCo, ya que en las góndolas de los comercios conviven dos versiones de palitos salados (Pehuamar) con una diferencia de 6 gramos en su peso neto y de aproximadamente el 15 por ciento de suba en el precio final.
Las infracciones detectadas por la cartera que depende del Ministerio de Desarrollo Productivo pueden representar un incumplimiento de los principios básicos de la Ley de Defensa del Consumidor (Nº 24.240). “Por un lado, no se estaría informando de manera cierta, clara, y detallada las diferencias existentes entre bienes de igual categoría, marca y sabor. Por el otro, estas prácticas pueden confundir al consumidor sobre la naturaleza del producto y sus principales características, motivando al error, y promoviendo la adquisición de un bien no deseado”, informan.
Mediante estas acciones, la Secretaría pretende modificar prácticas sistemáticas que vulneran los derechos de los consumidores y, asimismo, proteger las relaciones de consumo. Si bien todavía se encuentra en instancia de imputación, en el caso de que efectivamente se acrediten las conductas advertidas, las multas para cada una de las empresas puede ascender a un máximo de 550 millones de pesos.
Tras haber identificado un crecimiento de este tipo de prácticas, la Secretaría creó el Sistema de Fiscalización de Rótulos y Etiquetas (Sifire), una medida estructural que apunta a reducir el error o confusión que muchas veces generan las nuevas presentaciones de productos que difieren nula o mínimamente de otros ya comercializados. Busca evitar que existan múltiples presentaciones de un mismo producto con mínimas diferencias a otros ya comercializados, en rubros y categorías de consumo masivo como alimentos, perfumería, cuidado personal, aseo y limpieza del hogar.
Para obtener la aprobación, las empresas de los rubros involucrados deberán enviar documentación específica de sus productos como gráfico a colores del rótulo y etiqueta para cada una de sus presentaciones; datos del importador/fabricante; marca o modelo, artículo o nombre del producto, país de origen, descripción y composición de los productos fabricados o importados; información completa de sus componentes, materias primas, aditivos, métodos de elaboración y fraccionamiento o envasado; propiedades y prescripciones o indicaciones para consumo.
Al examinar previamente los rótulos y las etiquetas de los productos, se evitan ventajas comerciales, se impide la existencia de vacíos informativos y se previene la inclusión de mensajes con expresiones ambiguas o incompletas que induzcan a una decisión de compra equivocada o inconsciente.