El ministro de Economía, Martín Guzmán, mantuvo este lunes conversaciones técnicas con el equipo del Fondo Monetario Internacional en Venecia para avanzar en las negociaciones de un nuevo acuerdo que le permita resolver el problema de la deuda. El fin de semana ya se había reunido con la titular del organismo multilateral Kristalina Georgieva en la cumbre de ministros de Finanzas del G20 y ahora aprovechó el viaje para seguir intercambiando opiniones.

“No hay que esperar el anuncio de un acuerdo después de esta reunión en Venecia, pero cada cumbre del G-20 sirve para tener entrevistas bilaterales con los gobiernos que más pesan dentro del FMI. El año pasado la cumbre del G-20 fue clave en ese sentido. A partir de los apoyos que lograron Alberto Fernández y Guzmán fue posible cerrar la negociación de la deuda con los acreedores privados”, habían anticipado desde el gobierno. En línea con ese escenario, este lunes los equipos de ambas partes mantuvieron varios encuentros de carácter técnico para acercar posiciones, pero sin definiciones inmediatas. De hecho, no hubo anuncios ni fotos luego de esos encuentros.

A fines de septiembre Argentina debe pagar 1900 millones de dólares al organismo por un vencimiento de capital. En el Gobierno afirman que existe alguna posibilidad de que pueda pactarse un nuevo programa antes de esa fecha y evitar el desembolso. No obstante, durante este fin de semana le confirmaron al Fondo que si la negociación se demora Argentina cumplirá con ese desembolso.

A fines de agosto o principios de septiembre ingresarán a las arcas del Banco Central algo más de 4300 millones de dólares por la capitalización del FMI. Las principales potencias mundiales acordaron poner fondos en el organismo para distribuirlo entre los países socios, como una manera de socorrerlos ante los graves perjuicios que ocasionó la pandemia. A la Argentina le tocan esos 4300 millones, que no son un crédito, sino una asignación directa que no hay que devolver. Con parte de ese dinero se cumplirá con los compromisos si el acuerdo se demora. De este modo, nuevos desembolsos no afectarán el nivel actual de las reservas.

El gobierno reclama dos puntos centrales en la negociación: a) la eliminación de la sobretasa de interés que aplica el organismo a los países que pidieron créditos por arriba de su cuota, como es el caso de Argentina, y b) la incorporación de una cláusula que autorice al país a obtener un mejor arreglo a futuro con el FMI en caso de que disponga la creación de nuevas líneas de crédito más convenientes que las que existen hoy.

Sobre el primer punto, Georgieva explicó que podría avanzarse en este beneficio, pero que deberá ser el board el que vote a favor de la modificación con una mayoría de 85 por ciento de los votos. Eso significa que Estados Unidos deberá avalar la modificación.

Guzmán y Janet Yellen, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, conversaron sobre ese punto en el encuentro que mantuvieron el sábado por la tarde en Venecia. Yellen afirmó que el país tendrá todo el apoyo necesario para que las partes lleguen a buen acuerdo.

Lo que ya quedó claro en las negociaciones es que no hay ninguna posibilidad de firmar un acuerdo por un plazo mayor a 10 años. “Los diez años es una cuestión que tiene que ver con las líneas de crédito que existen en el Fondo Monetario Internacional. Cambiar eso requiere del apoyo de países como Estados Unidos, China, Alemania, Japón, Francia. Un cambio que justamente tienen que votar. No es una negociación técnica que se da entre el staff del Fondo Monetario Internacional y el gobierno argentino: es una negociación de carácter geopolítico que no hay tiempo suficiente si uno quisiera tener un acuerdo pronto”, afirmó Guzmán en abril en una entrevista con CNN. “Si después hay cambios en las líneas de crédito y se alargan los plazos, queremos que Argentina pueda acceder a esas mejores condiciones”, agregó. Eso también es parte de lo que se está negociando.