Fue mejor el primer cuarto, con más intensidad y precisión en los tiros de tres (Campazzo abrió el partido con dos triples, a los que le siguieron otros dos de Scola), el gran déficit de los primeros juegos.
El tercer período arrancó con un Japón más despierto, achicando diferencias, y una Argentina otra vez ineficaz para anotar. Pero el equipo nacional se despertó y volvió a dominar el juego gracias a los rebotes ofensivos de Delía, la mejora en la eficacia de triples (Campazzo y Brussino) y a la aparición, de nuevo, del juego colectivo, para volver a escaparse en el marcador (65-53).
En los últimos diez, la Selección Argentina de Básquet se soltó y terminó redondeando una buena diferencia. Apareciendo más triples, apareció la entrega y algunos destellos de buen juego, como para ilusionarse de cara a lo que se viene.