La iniciativa prevé tres esquemas que varían de acuerdo al tamaño del proyecto y al monto del crédito. Una porción significativa de los fondos se destinará a préstamos no bancarios a tasa cero para pequeños cuentapropistas. Luego, habrá una línea con un interés del 3% para emprendedores de mayor desarrollo. Por último, se facilitará el financiamiento a cooperativas y empresas recuperadas a través de instrumentos de bancos públicos. En el Gobierno entienden que las dificultades en el acceso al crédito son un problema para el desarrollo y la producción de estas unidades. Explican que “como no pueden acceder al sistema tradicional terminan recurriendo a prestamistas por fuera del circuito que muchas veces cobran tasas usurarias”.
El foco del plan estará puesto en acelerar la adquisición de máquinas, herramientas e insumos para la producción. “Hace falta capitalizar a muchos sectores de la economía popular. El promedio de estos créditos hoy es de $60 mil pero yo creo que tenemos que llegar a una media de $150 mil”, dijo a Ámbito el ministro Daniel Arroyo. En los próximos días se conocerán más detalles, pero el financiamiento previsto para una primera etapa es de $4.000 millones. En el mediano plazo se buscará asistir a unas 4 millones de unidades productivas. Esa cifra no es solo una aspiración, sino que se trata de una respuesta al diagnóstico de que hoy unas 6 millones de personas en Argentina trabajan como cuentapropistas. “La idea es reactivar desde abajo hacia arriba”, señaló a este medio un alto funcionario del Gobierno. En esa línea, no solo se anunciarán incentivos a la producción: en las próximas semanas se confirmará la quita del IVA a los beneficiarios de la tarjeta Alimentar para la carne, leche, frutas y verduras. Además, se amplió un 70% el reintegro de las compras con tarjeta de débito para jubilados que cobran la mínima y titulares de asignación universal por hijo.