En los últimos días, la intensa búsqueda de M. tuvo en vilo a buena parte de la sociedad hasta que fue encontrada con vida el jueves a la madrugada. Sin embargo, este caso no es un hecho aislado. Según el Consejo de Niños, Niñas y Adolescentes, en la Ciudad de Buenos Aires se reciben entre 40 y 60 intervenciones mensuales, que incluyen búsquedas de paradero y hallazgos en la vía pública de niñxs y adolescentes sin adultos responsables. Según cifras oficiales del Ministerio de Seguridad de la Nación, se contabilizan, aproximadamente, 12 mil desapariciones por año, teniendo en cuenta también a lxs adultxs.
Lo primero que hay que tener en cuenta en este tipo de situaciones es que las primeras horas son claves. Por eso, se recomienda realizar la denuncia de manera inmediata en la comisaría o fiscalía más cercana y aportar todos los datos que puedan servir a la investigación. Ninguna comisaría puede negarse a tomar este tipo de denuncia bajo ningún precepto, duda o prejuicio.
“No existe ninguna norma en ninguna provincia que hable de tener que esperar 24 o 48 horas. Eso es una práctica policial bastante arraigada, no solo en nuestro país sino en el mundo entero”, asegura Leticia Risco, coordinadora del Sistema Federal de Búsqueda (SIFEBU) del Ministerio de Seguridad de la Nación, en diálogo con El Destape.
Pamela Lodola, abogada y coordinadora del equipo de la agencia Atajo del Bajo Flores, coincide en resaltar este punto y agrega: “Lo más recomendable es realizar las denuncias en la comisaría porque no solo trabajan con fiscalías y juzgados de turno, sino que además se activa todo un protocolo, dependiendo del nivel de riesgo evaluado, y la articulación con otros organismos especializados. También se activa la conexión con el Registro de Niños, Niñas y Adolescentes perdidos, las alarmas en las fuerzas de seguridad y, dependiendo del avance de la investigación, se podrían activar las alarmas en los centros de salud, hospitales públicos, pasos fronterizos, migraciones, etc”.
Luego de que se inicia la investigación para dar con el paradero de la persona buscada o ausente, se ponen en funcionamiento distintas técnicas investigativas según el caso concreto, el rango etario de la persona y de las especiales circunstancias.
Para Lodola, es fundamental brindar información vinculada a la última vez que fue vista la persona, si estaba con alguien, cómo estaba vestida, si tenía celular encima, si sabe el número de teléfono, si el teléfono tiene localizador para ser rastreado, si la persona tenía la SUBE, si la SUBE estaba registrada, y si la persona tiene redes sociales.
Además, lxs amigxs y compañerxs de colegio de la persona desaparecida también pueden ser determinantes para rastrear con quién o quiénes se pudieron haber encontrado. “Son vitales para la información porque saben si los niños o niñas conocieron a alguien, ya sea por las redes sociales, en el colectivo, o donde sea, y tal vez esa información los familiares la desconocen. Esto en los casos en los que suponemos que son menores de edad que se han ido de sus casas de manera voluntaria acompañadas de una persona adulta o no adulta”, añade Lodola.
Risco destaca que otro punto a tener en cuenta a la hora de difundir la búsqueda de una persona es que siempre aparezcan la línea 911, los números de las comisarías que intervengan y/o la línea 134 del Ministerio de Seguridad de la Nación como vías de comunicación para aportar datos tanto. “No es aconsejable dejar los números personales. Es mejor dejar teléfonos oficiales”, asegura.
“También es importante que los teléfonos que conoce la persona desparecida estén desocupados por si intenta comunicarse”, agrega.
Marcos Parera, secretario de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), señala que los casos de desapariciones de mujeres pueden convivir con hipótesis vinculadas a delitos sexuales y femicidios, entonces no se puede cerrar ninguna hipótesis hasta tanto la persona sea hallada. “El primer objetivo es encontrar a la persona y luego investigar quién pudo haber sido el responsable de esa desaparición”, advierte.
Los problemas al momento de investigar
Uno de los principales obstáculos que advierte la Protex a la hora de investigar estos casos es el retaceo de información por parte de los propios familiares que suelen hacer la denuncia, muchas veces por vergüenza o por temor a que haya una suerte de desestimación de la denuncia. “El problema es que a lo mejor para los investigadores esa información es fundamental. Por ejemplo, en ocasiones no nos cuentan que la persona desaparecida tiene una problemática de consumo de sustancias, o que está en situación de prostitución o en pareja con alguien problemático”, asegura Parera.
Otras de las dificultades que enumeran los especialistas es que no solo se encuentran con comisarías que se niegan a tomar las denuncias o ponen reparos, sino que ahí (también) operan las lógicas patriarcales traducidas en prejuicios y estereotipos. “Si las desaparecidas son niñas, adolescentes o mujeres y ya desaparecieron en otra oportunidad les dicen que ya va a volver, o que se fueron con un chico o un novio”, remarca Lodola.
Y agrega: “Hay muchas respuestas nefastas e incorrectas que suelen decir las fuerzas de seguridad. Por lo cual, las familias se acercan a otras agencias. En muchos casos, la propia familia cree que para hacer una denuncia por búsqueda de paradero hay que o ser familiar directo, o demorarse muchas horas, sumado al preconcepto de que en la comisaría te van a rechazar o culpabilizar de por qué esa persona está desaparecida”.
Por su parte, Risco identifica dos grandes problemas: la falta de articulación de la información y la actuación de manera uniforme. “Tener referentes en cada una de las provincias nos permite actuar de manera inmediata. Todos tenemos que hablar el mismo idioma entonces es muy importante trabajar con los protocolos para que todos tengan las herramientas para poder intervenir. Un lineamiento que nos da la Ministra de Seguridad (Sabina Frederic) es trabajar sobre todo a nivel federal, con todas las jurisdicciones. Hay que colaborar con las provincias para que tengan todas las herramientas para poder intervenir, sobre todo ante la inmediatez que requiere la desaparición de una persona. Que tengan todos los recursos y personal capacitado y calificado para poder hacerlo”.
Cuáles son los principales motivos por los cuales desaparecen niñxs y adolescentes
Para lxs especialistas, los principales motivos están relacionados con distintos conflictos como el consumo problemático de sustancias, padecimientos mentales, problemas familiares o casos de violencia intrafamiliar. En menor medida, con delitos como violencia de género, abusos sexuales o impedimentos de contactos cuando un padre o madre viola el régimen establecido por la justicia.
Según el Consejo de Niños, Niñas y Adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires, la mayor parte de lxs adolescentes buscadxs dicen haber abandonado su casa luego de discusiones extremas o conflictos que no han podido resolverse saludablemente.
La mayor cantidad de adolescentes extraviados se da en los meses de entrega de notas escolares y definiciones sobre pases de año”, describen desde el organismo.
Qué es la alerta Sofía
Se trata de una réplica de la llamada “Alerta Amber” en Estados Unidos, cuyo objetivo es logar una difusión masiva de la desaparición de un niño, niña o adolescente para lograr que toda la comunidad esté al tanto del hecho y lograr un mayor flujo de información hacia las autoridades que están interviniendo.
“Se aplica ante el riesgo inminente respecto de la vida de ese niño, niña o adolescente. No se puede generalizar cuál es el ‘riesgo inminente’ porque cada caso tiene su particularidad y es eso lo que dará la pauta de si conviene la alerta o no”, advierte Parera.
“Si un padre secuestra a un hijo o hija, a lo mejor la difusión masiva hace que ese hombre se esconda más o apague el celular. La conveniencia o no de las imágenes va a estar a criterio de la investigadora/a”, señaló.
Fuente:eldestapeweb