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jueves, 25 abril, 2024
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    Martín Guzmán propone una tasa del 25% a las multinacionales: “el 15% es muy bajo”

    El ministro de Economía, Martín Guzmán, adelantó la posición de Argentina sobre el impuesto mínimo a las multinacionales que llevará a la próxima cumbre de ministros del G20 a celebrarse en Italia entre el 9 y el 11 de julio

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    Desde Londres

    En una conferencia de prensa virtual en inglés, organizada por el G24 y la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional, el ministro de Economía, Martín Guzmán, adelantó la posición de Argentina sobre el impuesto mínimo a las multinacionales que llevará a la próxima cumbre de ministros del G20 a celebrarse en Italia entre el 9 y el 11 de julio.

    “Modificar el actual régimen impositivo a las multinacionales es una necesidad. Este sistema es uno de los aspectos más tóxicos de la globalización. A la reunión en Italia vamos con una posición clara. El 15 por ciento de la tasa impositiva a las multinacionales es muy bajo y corre el riesgo de que se convierta en la tasa máxima a cobrar. Y hay un grave peligro de que así profundicemos la desigualdad por la manera en que se distribuyan los beneficios de estos impuestos”, señaló Guzmán, quien no descartó aplicar “medidas impositivas unilaterales” para corregir cualquier desequilibrio.

    Guzmán afirmó : “La tasa mínima corporativa global de 15 por ciento es demasiado baja. Hay un riesgo sustancial de que termine siendo de hecho la tasa máxima. Desde Argentina consideramos que una tasa de 21 por ciento sería mejor, una de 25 por ciento, aún mejor“.

    El ministro justificó el 25 por en la baja perspectiva de recaudación. “Existe un riesgo sustancial de que los países en desarrollo obtengan muy bajos ingresos, necesitamos luchar contra los grupos de presión, el mundo necesita moverse más rápido y adoptar principios más fuertes a fin de adoptar algo mejor que el 15 por ciento”, alertó.

    Oportunidad

    “Hay una oportunidad para lograr algo histórico, este es el momento. Este año, contamos con un G20 que sin duda abordará cuestiones que importan. Esto es algo positivo, pensamos que el hecho de que se esté discutiendo es un paso en la dirección correcta“, indicó.

    Y continuó: “En los últimos 40 años hemos visto problemas crecientes cuando se trata de reglas globales para la economía laboral o internacional; problemas también para resolver la crisis macroeconómicas y de la deuda y estamos viendo un daño significativo al planeta en términos de la sostenibilidad medioambiental”

    El respaldo que el G7 le dio el 5 de junio a la reforma del sistema impositivo global corporativo alborotó las aguas. En los gobiernos de los países centrales y buena parte de su cobertura mediática se presentó el comunicado de este club de países ricos como un hecho histórico que venía a cambiar el régimen fiscal internacional que rige en el mundo desde que se empezó a desfinanciar al Estado con la proliferación de guaridas fiscales de los ’60 y ’70, completada por la revolución conservadora de Ronald Reagan (Estados Unidos) y Margaret Thatcher (Gran Bretaña) en los ’80.

    Guzmán coincidió con la posición de su excolega en la Universidad de Columbia, José Antonio Ocampo, presidente de la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional, que cuenta entre sus filas a Joseph Stiglitz, Thomas Piketty y Gabriel Zucman.

    En la primera intervención del panel, Ocampo calificó de insuficiente la propuesta del G7. “Las multinacionales tienen que pagar impuestos de acuerdo a la actividad real que realicen en cada jurisdicción. Además el impuesto del 15 por ciento es muy similar, apenas por arriba, de lo que cobran guaridas fiscales, como la República de Irlanda o Suiza. Si se cobrara un 21por ciento, como era la propuesta original de Estados Unidos, o el 25 por ciento que propusimos, se recaudaría mucho más. Con un 21 por ciento se recaudaría un ingreso adicional de 240 mil millones de dólares, mientras que el 15 por ciento solo recaudará mucho menos”, dijo Ocampo.

    El marco diplomático

    El cambio de las reglas fiscales para las multinacionales se empezó a debatir bajo la sombra del estallido financiero de 2008 y la crisis de la deuda de los países europeos en 2010. El marco institucional fue el G20 que luego le encargó a la Organización de Cooperación y Desarrollo (OCDE) que confeccionara las reglas de un nuevo sistema.

    El G24 es el grupo que coordina la posición de los países en desarrollo y pobres en el marco de la negociación de la OCDE, que debería llegar a un acuerdo en octubre.

    El jefe de la autoridad fiscal de Nigeria, Matthew Gbonjoubola, miembro como Argentina del G24 pero también del influyente steering committee de la OCDE, se mostró de acuerdo con la posición de Guzmán, dato más que interesante de cara a la reunión del G20.

    En el G24 y los países en desarrollo tenemos los mismos temas de preocupación en relación a la asignación de los recursos que se recauden, el nivel impositivo o la reforma que se propone. En estos temas hay líneas rojas que se han trazado respecto a lo que es aceptable y lo que no”, señaló Gbonjoubola.

    El primer pilar del comunicado del G7 es el acuerdo para garantizar que las corporaciones, en especial gigantes digitales como Google, Amazon, Facebook, Apple o Microsoft, paguen impuestos en los países donde hicieron sus ganancias en vez de hacerlo en guaridas fiscales. El segundo pilar es ese piso de alícuota de 15 por ciento mínimo de impuesto corporativo internacional para evitar que los países entren en una competencia fiscal a la baja con el objetivo de atraer inversiones mediante todo tipo de exenciones impositivas.

    Nuevo régimen

    Los participantes de la conferencia consideraron que la orientación es positiva porque pone sobre la mesa la necesidad de un nuevo régimen impositivo global para las multinacionales, pero que el diablo está en los detalles y estos detalles aparecen por todas partes.

    Jayati Ghosh, profesora de Economía de la Universidad de Massachusetts e integrante de la Comisión señaló que se podía perder una oportunidad histórica para un cambio indispensable.

    “Este es un terrible dilema para los negociadores de los países en desarrollo y pobres. Por un lado, pueden respaldar este acuerdo porque coinciden con los principios subyacentes, sabiendo que, tal como está ahora, no van a recaudar prácticamente nada. O pueden no firmar el acuerdo, en cuyo caso hasta se pierde el principio en el que se ha avanzado”, afirmó.

    La necesidad de un cambio, como resaltó Martín Guzmán, es urgente. Si no hacemos cambios al sistema impositivo terminaremos en un desastre global. De modo que me parece muy triste que los países centrales estén privilegiando sus propios intereses y los de las multinacionales. Se están sacrificando enormes cantidades de fondos, tanto en el mundo desarrollado como en el resto del mundo”, señaló Ghosh.

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