Lo que todos esperan es más inflación con sus consecuencias más el efecto cepo sobre la cadena productiva.
Todo comenzó el 8 de junio y aún hoy las esquirlas del mercado de deuda pública en pesos siguen replicando. Un importante gestor consultaba a un respetado economista y exfuncionario de los 90 el porqué seguían cayendo los bonos en dólares que ya estaban a precios: sencillamente porque nadie compra. Los de afuera dicen que está barato, pero sus colegas criollos les advierten que todavía se pueden abaratar más.
Lo que nadie puede explicar es por qué los bonos argentinos rinden más que Ucrania, un país en guerra, o que Sri Lanka, un país en default. Todo es producto de la política. La economía ya estaba dañada pero no era un caso terminal. Quienes saben de los números de la deuda en pesos, por ejemplo, muestran que sus simulaciones dan que no es necesario ni un reperfilamiento ni reestructuración. Tienen en claro, lo que algunos no parece, es que hubo un traspaso de deuda del Tesoro a deuda del BCRA. Es decir los que se fueron de los bonos del Tesoro, terminaron en Leliq, o sea, siguen bajo riesgo sector público.
La dinámica económica y financiera si muestra que el acortamiento del rollover se hace desafiante a partir de setiembre cuando vencen más de $1, 2 billones, pero en los meses previos doña Batakis verá que los escalones de vencimientos se van elevando porque cada vez el mercado quiere ir corto.
¿De qué se habla también en los encuentros con hombres del mercado? Cuatro temas: la fuerte intervención del BCRA en el mercado de futuros que habría llegado muy cerca del límite pactado con el FMI; también la caída de los precios de commodities en el mercado de futuros que indican, como dice la canción, que nada es para siempre, pero además que ya los fondos de inversión avizoran ajustes en cereales y oleaginosas; que en setiembre las cosas cambiarán con el Fondo; y cuánto espacio hay para un “Fabregazo”, el tema de moda.
Con respecto a esto último más allá de los diferentes cálculos hay cierto consenso en el mercado y sobre todo entre los analistas que el dólar oficial no está tan atrasado, está a un 15% de lo que debería estar, según un nivel promedio consensuado de referencia. Lo que sí está desmadrado son los dólares informales que están, como los rendimientos de la deuda pública, están en niveles de crisis terminales. Hoy el dólar blue está un 50% por encima del dólar pos convertibilidad. O sea, de crisis terminal y ese no parece ser hoy, más allá de todo el lío que hay, que sea el escenario. Pero tampoco se puede tirar mucho de la cuerda. Mucho tiempo más con estos guarismos inflacionarios no se puede continuar. Dicen los consultores que sus clientes ya no preguntan sobre salariazo ni paritarias. Señal. Fue muy comentada la colocación de la ON (dólar linked) de Aeropuertos Argentina 2000 que tuvo una impresionante la demanda de más de u$s2.224 millones cuando la emisión era por u$s20 millones. Hay plata ociosa.