En un nuevo fallo de carácter histórico, Omar Raúl Mudry, de 67 años, fue sentenciado a 40 años de prisión por múltiples casos de abusos sexuales contra menores bajo su cuidado en el hogar Tabita de Montecarlo, donde se desempeñaba como responsable.
El Tribunal Penal de Eldorado unificó las sentencias previas de Mudry, quien ya cumplía una condena de 30 años por siete casos similares dictada en 2011. A esta se sumó una nueva sentencia de 15 años por delitos adicionales de “promoción a la corrupción de menores” y “abuso sexual con acceso
Durante el juicio, el fiscal Federico José Rodríguez solicitó enérgicamente la pena máxima, advirtiendo que “si hubieran investigado más, habrían detectado otras víctimas”. En un hecho inusual, incluso se sumó otro caso de abuso sexual contra Mudry durante el proceso oral, demostrando la gravedad de sus crímenes.arnal” contra tres víctimas más.
A pesar de la extensa condena, Mudry podría acceder a la prisión domiciliaria a partir de los 70 años debido a su edad avanzada, generando controversia y debates sobre la justicia para las víctimas.
El caso de Mudry ha conmocionado a la comunidad misionera y ha puesto en tela de juicio los mecanismos de protección para menores en hogares de acogida, destacando la necesidad de reformas profundas para prevenir futuros abusos.
Mudry estuvo muchos años al frente del hogar Tabita, en la ciudad de Montecarlo. En ese lugar llegaron a convivir 50 chicos, muchos de ellos derivados informalmente por la Justicia. Allí se hacía llamar “papá”.
Los primeros relataron que Mudry “hacía practicar a los niños del hogar para enseñarles a tener relaciones sexuales” y que durante años sufrieron “golpizas y castigos como no comer y ser encerrados en un galpón con temperaturas muy bajas”.
Según la investigación judicial, Mudry comenzó a abusar de los hermanos de cuatro y seis años en 2001, pero luego surgió un tercer hecho, el de una nena.
¿Cómo se descubrieron los hechos?
El infierno comenzó cuando Carlos Mudry, el encargado del hogar «Tabita», empezó a abusar sexualmente de las menores bajo su cuidado. Con amenazas, golpes y privaciones de alimentos, logró sembrar un miedo paralizante que mantuvo a las víctimas en silencio durante años.
La verdad salió a la luz cuando una valiente niña de 13 años encontró la fuerza para contar lo que había sufrido a una trabajadora social. Su crudo relato destapó una caja de Pandora, revelando que no era la única víctima. Varias otras chicas habían sido sometidas a los mismos abusos aberrantes.
A pesar de las sombrías circunstancias, la trabajadora social no dudó en acompañar a la niña y su familia a denunciar los hechos ante las autoridades. Esto desencadenó una investigación que llevó al arresto de Mudry en 2009, enfrentando cargos por los terribles crímenes cometidos.