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miércoles, 24 abril, 2024
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    Ojalá me equivoque. Un panorama transfeminista de las artes visuales

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    “Ojalá me equivoque” es un panorama mensual de las artes visuales escrito por la pintora y música Fátima Pecci Carou. “Ojalá me equivoque” se concentra en los sucesos de coyuntura en el mundo de las artes visuales en Argentina y Latinoamérica y El Caribe, con el foco puesto en la producción de artistas mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries. En esta primera entrega de marzo de 2021 conocemos el tarifario de las trabajadoras de las artes visuales, un documental de Tracey Emin, el grupo pintorAs, la artista peruana Teresa Burga, la encuesta que realizó el Salón Nacional y que causó alto revuelo, y el colectivo artivista de México Fuerte Rojas. ¡Además de yapa viene una agenda de eventos de las artes en Buenos Aires! A leer. Ojalá se equivoque.

    ¡Bienvenide al panorama de artes, género y feminismos de LatFem!

    Mi nombre es Fátima, soy pintora y música y en esta oportunidad, gracias a la invitación de las compañeras periodistas, escribo sobre artes visuales.

    No cabe duda de que los feminismos lo atravesaron todo en nuestras vidas: ya no leemos, ni miramos ni pensamos igual que hace unos años. Este cambio de paradigma ha tenido una enorme repercusión en el ámbito de las artes y la cultura: se empezaron a valorizar y a jerarquizar prácticas, discursos y estéticas que antes transcurrían en un segundo plano y no eran tenidas en cuenta, de hecho eran menospreciadas.

    Sin embargo, a pesar de estos significativos avances, todavía falta —y mucho— para que las artistas logren un real reconocimiento y una reparación histórica evidente. Llegar a vieja y seguir produciendo arte es una hazaña, muchas llegan sin percibir una jubilación después de tantos años de trabajo, otras han tenido que sortear todo tipo de discriminaciones y maltratos a lo largo de su carrera, otras debieron suspender su actividad por dedicarse a criar hijes, otras han tenido que dedicarse a trabajar de otra cosa porque el arte, simplemente, no les daba de comer. La famosa frase “Por amor al arte” puede emparentarse con aquella otra que dice “Eso que llaman amor es trabajo no pago”. 

    Es por eso que este año que pasó las artistas comenzaron a organizarse y a decir basta de trabajo artístico no pago, somos trabajadoras. Se creó el primer tarifario de Artes visualesconsensuado entre varias agrupaciones de artistas con el fin de regular las actividades.

    El sistema cultural que incluye a museos, galerías, espacios culturales, universidades, bienales, criticxs, periodistas culturales, etcétera, existe gracias al trabajo sostenido de les artistas, que enriquecen el campo cultural con sus obras. No es casual que este hecho de reconocerse como trabajadoras del arte se haya dado en este último tiempo a partir del impulso que traen los feminismos. El arte de las mujeres no ha sido ajeno al abuso del machismo.

    Todavía faltamos en las grandes colecciones de los museos y galerías y en los “manuales” de historia del arte del colegio y programas de las universidades, pero donde más faltabamos, y esto es lo más difícil de combatir, es en el imaginario de las personas. Basta recordar este documental de la artista británica Tracey Emin “Cual es el precio del arte?” que podes verlo acá donde ella pregunta a les transeúntes en la puerta de la Tate Britain si pueden nombrar a 3 artistas. La gente responde un sinfín de nombres, todos masculinos. Luego Emin pregunta si pueden nombrar a 3 mujeres artistas. El resultado es que la gente simplemente no puede. Sólo un balbuceo, Frida Kahlo. Si hiciéramos el mismo ejercicio acá, probablemente el público sólo podría mencionar a Marta Minujín (¡ojalá me equivoque!).

    Fuente: https://latfem.org/

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