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miércoles, 24 abril, 2024
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    Qué se dijo en el avión presidencial: Kulfas, la carta de renuncia, el off, la política

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    Oficialmente, el viaje apunta a lo geopolítico y desde el Gobierno, la idea es transmitir todo lo que significa en cuanto a oportunidad y presencia regional. En un avión lleno de funcionarios y periodistas era inevitable, sin embargo, que apareciera la pregunta por lo que dejó el Kulfasgate, incluido cómo cayeron las catorce páginas de renuncia del exministro que hasta el viernes iba a estar viajando en este mismo avión, y que tenía una intensa agenda de trabajo y reuniones pautadas con directivos de empresas que participan de los foros.

    “El caso Kulfas está terminado. Hay un nuevo ministro nombrado, que asumirá cuando el Presidente regrese a la Argentina. Hay mucho trabajo hecho y mucho por hacer, y en eso es en lo que nos queremos enfocar”, es la primera respuesta oficial que el Gobierno da como marco comunicacional. Expresan que un viaje de estas características, con el rol que viene a jugar Alberto Fernández en una cumbre signada por las exclusiones y las ausencias, tiene que ser comunicado con ese énfasis. Marcan también la construcción que viene haciendo Alberto Fernández en este convulsionado presente geopolítico, y computan como un gran logro la presencia del mandatario, a fines de este mes, en el G7, como único presidente latinoamericano invitado al encuentro de Baviera. Destacan también que es la primera vez que un Presidente argentino es invitado al G7 (Macri estuvo en 2018, pero exponiendo en calidad de organizador del G20).

    El análisis alrededor del cómo y el por qué se desató la salida del titular de Producción, apareció sin embargo expresado de diferentes formas. Desde el Gobierno transmiten que valoran el trabajo y los avances hechos en un área en la que, en principio, permanecerían las segundas líneas. Pero no comprenden ni disculpan el enorme error no forzado de haber introducido en la gestión una sospecha de corrupción –cuyo contenido niegan enfáticamente–, motorizada por el propio titular del área.

    “Matías actuó movido por un enojo personal. Políticamente lo que hizo es inexcusable. Es la diferencia entre quien tiene vocación política y quien tiene vocación de funcionario”, graficó alguien de la comitiva.

    En la comparación de “muy graves errores no forzados” aparece el episodio de la titular del Pami, Luana Volnovich, cuando desautorizando la orden presidencial de no viajar al exterior eligió vacacionar en el Caribe junto al número dos de la entidad. ¿Será que los márgenes de error aceptables no son los mismos de uno y otro lado de la coalición gobernante, como analizaron el fin de semana desde el núcleo más duro albertista? “No es lo mismo. Matías hizo un gran trabajo, pero es inentendible que termine implotando de este modo un proyecto emblema del Gobierno como es el del gasoducto. No hay margen para seguir tirándonos esos tiros en los pies. Si seguimos así no nos van a quedar pies”, graficaron en la comitiva.

    Un párrafo aparte mereció también el detalle de que, en una renuncia que se extendió en catorce páginas, no haya habido lugar para dejar claro el apoyo político que le dio el Presidente y agradecerlo como corresponde. Los más enojados consideran que el agradecimiento dedicado a Alberto Fernández es apenas formal.

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