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sábado, 20 abril, 2024
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    Según un estudio una de cada tres personas de clase media en realidad es pobre

    Según las cifras oficiales, la pobreza ronda el 41% medida por niveles de ingreso. Pero el trabajo de una consultora suma a más personas en esa situación

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    Una de cada tres personas formalmente encuadrada en la clase media es en realidad pobre en la Argentina, según un informe elaborado por la consultora Ecolatina.

    De acuerdo con el último dato del INDEC del primer semestre, el 41% de la población argentina era pobre, una situación agravada por la pandemia.

    Pero el trabajo de Ecolatina busca ir más a fondo y analizar el fenómeno social de la “clase media empobrecida”.

    “Durante el cuarto trimestre de 2017, previo a la crisis del gobierno anterior, sólo el 14% de los hogares de clase media era pobre. Ese número más que se duplicó con las crisis de 2018, la de 2019 y la cuarentena de 2020 y, para el primer trimestre de 2021 (últimos datos disponibles), el 33% de los hogares de clase media fueron pobres”, detalla.

    El estudio señala que de acuerdo con la metodología del INDEC “una persona es pobre si vive en un hogar que no cubre una canasta básica”.

    Así, en la Argentina la pobreza se calcula utilizando el método del ingreso. Busca establecer si los hogares cuentan con dinero suficiente para cubrir una canasta de alimentos capaz de satisfacer un umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas. Los hogares que no superan esa línea son considerados indigentes.

    Asimismo, la línea de pobreza extiende el umbral para incluir no sólo los consumos alimenticios mínimos, sino también otros básicos, indica el reporte. Y explica en detalle que la suma de ambos “conforma la línea de pobreza”.

    La valorización de esta canasta depende de los integrantes del hogar, pero también de sus características etarias y de su composición de género.

    Un hombre adulto necesita consumir más calorías que una mujer y ésta más que un niño. “Cada hogar necesita cubrir una canasta distinta y por lo tanto, enfrenta una línea de pobreza propia”, señala el estudio.

    Para calcular el porcentaje de personas pobres, el INDEC contrasta la línea de cada hogar con su respectivo nivel de ingresos y, si estos superan el referido umbral, el hogar no se considera pobre.

    Si, por el contrario, los ingresos son inferiores a la línea de pobreza de ese hogar, todos sus integrantes sí lo serán.

    Pero el trabajo de Ecolatina alerta que “los actuales niveles de pobreza pueden no ser el techo” en la Argentina.

    “Sabemos que durante el primer semestre del año el 41% de las personas eran pobres, pero en términos de su capacidad de consumo es relevante saber si su ingreso está cerca de la línea de pobreza o lejos”, consigna el trabajo de la consultora.

    Para analizar cuál es la distancia entre ambas variables, los economistas de Ecolatina calcularon la distribución de personas de acuerdo con el diferencial entre ingresos y línea de pobreza del hogar en el que habitan.

    De esta manera, la consultora estimó que el 2,4% de las personas viven en hogares que “apenas tienen un ingreso 5% superior a su línea de pobreza”.

    “Observamos que un alza de los precios de 10% aumentaría la pobreza en 6%”, alertó Ecolatina. Por el contrario, un incremento de los ingresos 10 puntos superior al de los precios, la reduciría en 6%.

    El 2,4% de las personas viven en hogares que “apenas tienen un ingreso 5% superior a su línea de pobreza”
    “Los riesgos no son simétricos y, dada la cantidad de precios que mantienen hoy un valor artificial producto de imposiciones del gobierno (productos de consumo masivo, bienes transables que siguen la evolución de un tipo de cambio apreciado, servicios privados cuyo precio está controlado por el gobierno, servicios públicos congelados), es probable que el diferencial entre ingresos y precios sea negativo una vez que estos controles se levanten”, advirtió.

    El trabajo explica que “entender la situación de los hogares argentinos respecto de su cercanía con la línea de pobreza es importante, porque habla de su capacidad de consumo, pero nada dice respecto a sus pautas y deseos”.

    “Un hogar puede no ser pobre y tener ingresos para consumir bienes no esenciales, pero en qué los gastará depende de su nivel socioeconómico (NSE)”, señala.

    Clase media empobrecida

    El trabajo de Ecolatina señala que “las miradas que hacen foco sobre la línea de pobreza y la que se concentra en los niveles socioeconómicos son complementarias”.

    “La primera habla de las capacidades materiales de un hogar, la otra de sus pautas de consumo y su capital humano. En el uso de ambos enfoques al mismo tiempo es que encontramos análisis que nos pueden ayudar en el proceso de toma de decisiones”, considera.

    Explica que un hogar ABC1 tiene “típicamente un alto nivel educativo, cuyo principal sostén es un empleado en relación de dependencia en un puesto jerárquico que vive solo o en un hogar en el que hay un segundo individuo con ingresos y, en algunos casos, un menor”.

    Sostiene que “en el otro extremo del espectro aparecen los hogares D2E, cuyas características son diametralmente opuestas”.

    “Hogares con un solo aportante de ingresos, cuyo principal sostén tiene un bajo nivel educativo y su fuente de ingresos es informal e intermitente”, indica.

    El trabaja consigna que “lo normal es que un hogar D2E sea pobre y uno ABC1 no lo sea, pero en la clase media es donde encontramos un mix interesante”.

    Ecolatina advierte que “hay una nueva tensión entre lo que una buena parte de la clase media quiere y está acostumbrada (enfoque NSE) y lo que puede (enfoque línea de pobreza)”.

    Considera que “los cambios en precios relativos (ingresos versus línea de pobreza) determinarán la dirección que tome la pobreza de las distintas clases sociales, pero el riesgo de que el 40% de pobreza de la población general, y el 33% de clase media, no sea el techo, es alto”.

    Y advierte que “una situación delicada como la expuesta sólo es reversible en la medida que se adopten las políticas económicas, sociales, demográficas y sanitarias de largo plazo necesarias para una reducción sostenida -y sostenible- de la pobreza”.

    Cada vez menos argentinos son de clase media

    En la Argentina, la constante pérdida del poder adquisitivo en los últimos años desmejoró la calidad de vida de toda la población.

    Según destacó un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), la clase media argentina expulsó 1,2 millones de personas en los últimos 5 años y 12 millones de argentinos hoy son considerados pobres.

    “Este importante deterioro social está explicado por el constante aumento de la inflación por encima de los salarios. Para salir de la decadencia es necesario ordenar el estado en sus tres niveles y modernizar las instituciones laborales para generar empleos de calidad”, precisó el trabajo.

    Para Idesa, “una forma de analizar cómo disminuyó la calidad de vida de los argentinos es ver que sucedió con la famosa “clase media” de la que todos creen ser parte”. Según resaltaron, la idea de clase media es mucho más que poder de compra, “es el estereotipo de un sector medio que todo país aspira a tener. Implica ciertos estándares de vida, y sobre todo la idea de que existe la posibilidad de progreso social”.

    El trabajo también señaló que como el concepto “clase media” es variable y subjetivo, es casi imposible medirlo sin objeciones. Los análisis económicos muchas veces se utiliza la Canasta Básica Total (CBT), la cual marca la línea de pobreza, que está compuesta por el conjunto de alimentos necesarios para satisfacer las necesidades de calorías de un hogar promedio junto ciertos los bienes y servicios no alimentarios tales como vestimenta, transporte, educación, salud, vivienda, etcétera.

    Al analizar la evolución de la CBT de los últimos años, Idesa mostró que en 2016 el mayor porcentaje de la población (48%), era considerado clase media, y sólo el 32% eran considerados clase baja o pobres, de acuerdo con el INDEC, al no poder cubrir la CBT. Además, el 9% de la población pertenecía a la clase alta y el 11% a la clase media baja, que es el segmento de la población considerado más vulnerable a caer en la pobreza.

    Luego de cinco años, “la movilidad social fue descendente”, sostuvo IDESA. “El estrato social más grande, con 41% de la población, fue el segmento baja, con casi 12 millones de argentinos considerados pobres.

    La clase media disminuyó al 41% de la población. En tanto, el informe agregó que también se achicó la clase alta (5%) y creció la clase media baja (12%), “no por efecto de mejoramientos, sino por caída de la clase media”.

    “Frente a este alarmante proceso de decadencia social llama la atención el desenfoque de prioridades que prevalece en la conformación de la agenda de políticas públicas. Bajo el argumento -cierto- de que la inflación es un fenómeno multicausal la dirigencia destina una desproporcionada atención a políticas, como los controles de precios o el aumento nominal de prestaciones sociales, que podrían ser acompañantes de una estrategia integral, pero que sin atacar las causas principales de la inflación son ineficaces y contraproducentes”, profundizan.

    Para mejorar la calidad de vida de la gente y volver a recuperar la tradicional clase media argentina, Idesa manifestó que “es condición necesaria e imprescindible bajar la inflación. Para lograrlo es necesario ordenar el Estado en sus tres niveles: nacional, provincial y municipal”.

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