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jueves, 25 abril, 2024
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    Soy más que mis medallas

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    Después de haber renunciado a cuatro finales, la estadounidense Simone Biles volvió a competir en Tokio y ganó una medalla de bronce. Aunque no pudo retener los cuatro oros de Río 2016, la gimnasta fue la estrella de los Juegos Olímpicos al abrir el debate, muchas veces ignorado, sobre la salud mental de lxs atletas de alto rendimiento. Una discusión que pone en tela de juicio el ideal meritocrático -que opera en las subjetividades de lxs atletas- de que todo es posible con esfuerzo, sacrificio individual y perseverancia.

     

     

    Los Juegos Olímpicos de Tokio estuvieron atravesados por acusaciones de racismo, sexismo y binarismo, pero por sobre todas las cosas por las declaraciones de atletas sobre su salud mental. La gimnasta artística estadounidense Simone Biles se retiró durante las finales por equipos y dejó frases de una potencia conmovedora: “Soy más que mis logros y la gimnasia”; “siento que a veces tengo el peso del mundo sobre mis hombros”; “no somos sólo atletas, somos personas al final del día y, a veces, simplemente tienes que dar un paso atrás. No quería salir y hacer algo estúpido y lastimarme”; “siento que esto ya no me divierte tanto”. El anuncio de una deportista cinco veces campeona del mundo y ganadora de cuatro oros olímpicos en Río 2016, que decide dejar de competir para preservar su salud mental, nos permite pensar cómo se configura el ser (la mejor del mundo) a partir del tener (las medallas y podios). Simone representa la línea de fuga. Enciende la antorcha de un nuevo agenciamiento colectivo de enunciación sobre la realidad deportiva. Se corre del relato, de la deshumanización que sostienen las heroicidades de lxs atletas, a quienes fans o sponsors -lo cual está más cercano a la dominación, consumo, expropiación y exigencia- pueden hacerle cualquier demanda. Marca una dirección, pone un límite a la inversión productiva de la vida para reconocer su padecimiento, ejercer su autonomía y su necesidad presente lejos de la presión que ejercen las expectativas que el mundo había puesto en sus hombros.

    Los deportes son, desde hace décadas, la principal mercancía massmediática, el

    espectáculo de mayor facturación de la industria cultural. No son un reflejo de la sociedad. Si bien es imposible pensarlos desarticuladamente, es importante hacer hincapié en la existencia de lógicas propias al interior de este campo para construir una mirada analítica

    Fuente :http://revistaanfibia.com/

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