“El proyecto de ley establece un marco regulatorio de la cadena de producción, industrialización y comercialización de la planta de cannabis, sus semillas y sus productos derivados para uso industrial y medicinal, incluyendo la investigación científica”, se informó oficialmente.
También buscará la creación de una agencia reguladora que será un órgano rector y que articulará la cadena productiva del cannabis. También tendrá a su cargo la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (Ariccame). Tendrá “autarquía técnica, funcional y financiera y orbitará en el ámbito Ministerio de Desarrollo Productivo”, se dijo.
El marco normativo busca “desbaratar el mercado informal de aceites y otras preparaciones herbarias irregulares que existe en la actualidad, y terminará con la proliferación de productos que carecen de cualquier tipo de control respecto de su composición y calidad”.
La industria del cannabis medicinal y cáñamo industrial incorpora cerca de 200 productos y servicios asociados en su cadena de valor.
El ministro Matías Kulfas dijo que “hablamos de una actividad que crea empleo calificado”. El ministro sostuvo, hacia fines del mes pasado, que la actividad “se puede desarrollar con un entramado muy importante de pymes, cooperativas, empresas nacionales grandes, medianas y públicas como las hay en Jujuy, Chubut y La Rioja, que están trabajando hace tiempo en investigación y desarrollo”.
El país puede desarrollar la producción, y “si apostamos a la máxima calidad vamos a tener un producto que se valore mucho a nivel internacional”, confió Kulfas, tras precisar que la tonelada de cannabis ronda “entre 200 y 6.000 dólares en alguna de sus versiones”.
“Queremos una industria que nazca como una marca argentina; es una industria que entre los insumos y sus productos finales tiene más de 200 variedades, por lo que hay un espacio enorme para pymes y cooperativas”, afirmó.