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miércoles, 1 mayo, 2024
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    Boris anunció su Día de la Libertad, pese a las advertencias

    El 19 de julio, levanta todas las precauciones, pese a la cepa Delta

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    Desde Londres

    En medio de una intensa polémica el primer ministro Boris Johnson desoyó las advertencias de científicos y anunció la salida total del confinamiento el 19 de julio. “Hay una sola razón por la que contemplamos este paso cuando en otras circunstancias ajustaríamos más el confinamiento. La razón es el éxito del programa de vacunación”, dijo Johnson.

    El primer ministro señaló que 45 millones de adultos recibieron la primera dosis y, de esos, 33 millones tenían la vacunación completa (la población total del Reino Unido es de 67 millones). “Esta es la más alta proporción de un país europeo con excepción de Malta. Esperamos que el 19 de julio todos los adultos tendrán la primera dosis y dos terceras partes tendrán la vacunación completa”, prometió.

    El primer ministro explicó que otra razón era el impacto que la vacunación había tenido en reducir el número de hospitalizaciones y muertes. “Para tomar esta decisión tenemos que contraponer dos riesgos. El riesgo de la enfermedad que la vacuna ha reducido, pero no ha eliminado. Y el riesgo de seguir con restricciones que afectan a la economía de la gente y a su bienestar y salud mental. Si no lo hacemos ahora, que tenemos el verano a favor, ¿Cuándo lo vamos a hacer? Nos tocaría hacerlo en invierno cuando el virus tiene una ventaja”, señaló Johnson.

    El nuevo plan del primer ministro para convivir con la covid contempla entre otros los siguientes puntos:

    · Intensificación del programa de vacuna de manera que en septiembre todos los mayores de 18 tengan las dos dosis y se inicie un refuerzo en el otoño para los más vulnerables.

    · Se eliminan los límites al número de personas que se reúnan en las casas o en la calle. Se permitirá la reapertura total de todos los negocios, incluidos los night clubs. No habrá límites para la asistencia a eventos deportivos, conciertos o visitas a residencias de ancianos.

    · Se elimina la necesidad de usar barbijo y la distancia social de un metro.

    · El gobierno no seguirá aconsejando trabajar desde el hogar por lo que las empresas podrán planificar un regreso al lugar de trabajo.

    · Se elimina las burbujas en las escuelas.

    Por las dudas, como quien abre el paraguas, Johnson recomendó a la población que ejerza al máximo su responsabilidad personal respecto a estas medidas. No solo eso. El primer ministro dijo que la decisión definitiva se tomaría el próximo lunes dejando entornada la puerta a una improbabilísima marcha atrás si se produjera una dramática eclosión de casos, algo que no está en ninguna proyección epidemiológica de acá a una semana.

    ¿Qué dicen los datos?

    El tercer confinamiento en Inglaterra desde el comienzo de la pandemia comenzó en enero. Un mes más tarde, con el programa de vacunación en marcha, el gobierno se comprometió a un cronograma de cuatro etapas que se regiría por “data and not dates” (por los datos, no por las fechas – dates – del cronograma). El anuncio de Johnson se refiere al paso de la tercera etapa (limitadas restricciones) a la cuarta, el anhelado “freedom day”, pero se da en momentos de recrudecimiento de los casos por el impacto de la cepa Delta.

    El número de contagios es el más alto desde enero en plena crisis y sigue creciendo: alrededor de 25 mil el domingo, 10 mil más que el domingo previo. La diferencia es que en enero el programa de vacunación estaba en su infancia; hoy tiene un horizonte de cobertura de toda la población adulta en septiembre. Los otros dos datos – hospitalizaciones y muertes – son mucho más bajos que a principios de año, lo que indicaría un desacople entre contagios y enfermedades graves o decesos.

    El gobierno reconoce que con el levantamiento de las restricciones habrá un aumento de los casos, pero calcula que quedará contenido por la efectividad de las vacunas que impedirían un desborde de la capacidad de respuesta del Sistema Nacional de Salud (NHS). En amplios sectores de la comunidad científica no opinan lo mismo.

    Una de las voces más contundentes sobre los riesgos que implica este cambio de estrategia y mensaje fue la profesora Susan Michie, directora del “Centre for Behaviour Change”, de la Universidad de Londres y miembro del subcomité asesor gubernamental de política pública “Permitir de esta manera la transmisión comunitaria equivale a construir una fábrica de nuevas variantes a una extrema velocidad”, señaló.

    Stephen Reicher, profesor de la Universidad de Saint Andrews y miembro del subcomité gubernamental de ciencia de la conducta criticó la ambigüedad del mensaje gubernamental. “Los barbijos son un factor crucial de mitigación en lugares que no están bien ventilados y con mucha gente. El mensaje que se está enviando está generando mucha confusión”, dijo.

    Entre los médicos hubo la misma preocupación. “Sabemos que los barbijos funcionan. Seguiré usándolos y aconsejo a otros que hagan lo mismo”, dijo el doctor Nikki Kanani, director de Atención Primaria del Servicio Nacional de Salud en Inglaterra

    Pero hubo voces minoritarias en el sector científico que se mostraron a favor de la apertura. “La gente que tiene las dos vacunas son mucho menos pasibles de contagiarse y, en caso de hacerlo, tienen menos posibilidades de transmitir el virus. Finalmente encontraremos un equilibrio con este virus tal como lo hemos hecho con todas las enfermedades respiratorias endémicas”, señaló Paul Hunter, profesor de Medicina en East Anglia.

    De las mutaciones no se habla

    El primer ministro no dijo nada de otro de los criterios que debían regir el paso a la nueva fase el 19 de julio: las nuevas mutaciones del virus. La aparición de la variante Epsilon, que aparentemente resiste a los anticuerpos de las vacunas aprobadas en el Reino Unido y la Unión Europea, es la última señal de alarma de las once mutaciones que ha identificado hasta el momento la Organización Mundial de la Salud.

    Según un estudio publicado en la revista Science Magazine, esta variante se difundió a 34 países, la mayoría europeos, pero también en Estados Unidos, su lugar de origen, Corea del Sur, India y Japón. En Dinamarca se identificaron 37 casos, en Alemania 10, en Irlanda y Francia 7, en Holanda y España 5, en Suiza 4, en Noruega 3, en Suecia, Finlandia e Italia 2 y en Bélgica 1. A pesar de estos datos, el primer ministro señaló que muy pronto se anunciaría el fin de la cuarentena obligatoria para las personas que regresen de vacaciones de los países europeos.

    El actual sistema de control fronterizo se divide en tres colores: rojo, amarillo y verde. Los pasajeros que vuelven de países con luz roja tienen que hacer una cuarentena obligatoria de 10 días en un hotel designado por el gobierno. Los de luz amarilla hacen la cuarentena en su propia casa. Los de luz verde no tienen que hacer cuarentena. Una de las razones por las que la variante Delta hizo estragos en el Reino Unido fue la demora en prohibir vuelos con la India.

    En este sentido daría la impresión que el Reino Unido y Europa están repitiendo la conducta del verano pasado, cuando abrieron la economía y la circulación social, y, generaron las bases para la segunda ola. La diferencia hoy son las vacunas. La posibilidad de variantes como la Epsilon es un mensaje de alerta que pocos gobiernos quieren escuchar.

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