La principal ventaja que ofrece esta nueva tarjeta en términos de seguridad es que sin la huella dactilar de su dueño queda inutilizada, lo que evita su uso en caso de robo o pérdida. Por ese motivo, permitiría eliminar los límites en los montos para los pagos sin contacto.
En los casos en los que no se pueda usar la huella digital, por ejemplo para retirar dinero de un cajero automático, el PIN seguirá funcionando como hasta ahora.
El uso de las huellas dactilares como sistema de autenticación suscita dudas. Los delincuentes también demostraron que pueden producir una réplica de la huella dactilar lo suficientemente buena como para engañar a los sensores comerciales a partir de una foto de alguien saludando, creando un molde que puede utilizarse en lugar del dígito objetivo.
Sin embargo, la empresa está convencida de la robustez de su sistema, que incluye características anti suplantación de identidad.
Las tarjetas biométricas de Thales no son las primeras, a pesar de que la empresa afirme lo contrario: Mastercard lanzó una en 2017, aunque su plan de seguir las pruebas con un lanzamiento comercial a finales de ese año quedó en nada.