¿Y la respuesta cual fue?

–Y… me comí que el director me dijera feminazi, que estaba demasiado alterada. Y mi transpiración llegaba desde el cuello a los pies. Me decían, bueno, no te preocupes que nos ponemos el pañuelo. Pero es mucho más que eso. Incluso en una de las reuniones que tuve les dije. “A mí me parece bárbaro Casados con hijos porque es una crítica a la familia de verdad. Es una familia disfuncional, nadie quiere estar ahí. Es decir, la familia puede ser una mierda a veces”. Y me contestaron: “¿Sabés que no lo había pensado?” ¿Y de qué creían que se trataba?

¿Cómo reaccionaste cuando Francella te dijo feminazi?

–Y lo que me salió fue decir: “Mirá, estás equivocado. Yo te aconsejo que no lo digas nunca más. Esta palabra no la digas nunca más”. Eran reuniones con peces gordos. Producción, dirección, algunos diciéndome sí, tenés razón, claro. Y después me llega ese guión donde el único chiste es que una mujer no se depila. Te digo que el mail que mandé era más largo y no se animaron a leerlo (se ríe) Es agresivo, es verdad, pero porque venía muy cansada, de muchas conversaciones.

Pero además, no leer la acidez que proponía la serie de sony

–¡Qué fuera de contexto seguir riéndose de que una mina no se depile! Yo tiré el nombre de Malena Pichot, de Charo López, de un montón de gente que hace humor feminista. Porque todo cambió mucho y hay mucha gente que escribe. Porque cuando me decían “no te procupes que María Elena es feminista” ¿cómo sería María Elena ahora? ¿Cómo piensan que es? Una mujer que está con miles atrás, ya no es una loca sola. Entonces, ahí tiene que haber una pregunta. Antes era eso, la loca, la borracha, que tal vez era ese momento, aunque sea la sensación de estar solas y sentirse una bruja, vieja, loca, puteando contra el mundo. Pero ahora hay un montón de pibas jóvenes que te cambian el discurso y a la vez nos encontramos con las viejas en la calle, les agradecemos, las volvemos a estudiar. Ya no es lo mismo.

Pero el nivel de revancha permanece.

–Y sí, que me echen por feminista, eso ya es mucho. Me echaron por ser feminista que para ellos era ser hinchapelotas. De hecho me decían, no seas pan amargo. Porque era la hinchapelotas que les marcaba cosas.

¿Y te dolió?

–¡Mucho! Sobre todo por la falta de apoyo colectivo. Porque queda esa sensación de “vos con lo hinchapelotas que sos, vas a poder sola” ¿Y sabés que no? No pude. Yo también quería ocupar ese espacio de masividad, de representación. Me parece importante, me parece que se podría haber dicho algo acorde con nuestras luchas. Porque siempre se puede decir, pelearla desde adentro. Pero solas podemos. Eran todos hombres, los productores, los guionistas, la dirección… entonces ¿cómo no buscar otra mirada? ¿No podían poner a UNA mina? No, no. Que se vaya la pan amargo. No vengas a pincharnos el globo. Yo me sentía como en esas reuniones donde decís, “che, a ver si un día lavan los platos ustedes. Y te dicen ¡uhhh qué hincha pelotas! Así me sentía. Porque, chicos, estaba diciendo una boludez, algo lógico, que se cae de maduro, no estaba rompiendo todo. Tal vez hubiera tenido que hacerlo.

 

En cambio, Érica Rivas hizo su propia historia, inventó –para seguir a Sara Ahmed- “otras formas de ser cuando tenemos que luchar para ser”. La historia de la creatividad.