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miércoles, 15 mayo, 2024
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    Un grito atronador como llamado de atención a la clase dirigente

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    “No es por 30 pesos, es por 30 años”. Este fue el grito de guerra de la sociedad chilena hace menos de dos años, cuando decidió tomar las calles para manifestarse en contra de décadas de exclusión, clasismo y desigualdad. Cansada de un sistema que naturalizaba y eternizaba las injusticias sociales como un status quo establecido e inamovible.

    Luego de que a comienzos de Octubre de 2019, el gobierno anunciara el aumento en la tarifa del transporte público, el pueblo cansado e ignorado durante años decidió manifestarse en las calles de Santiago y las principales ciudades del país trasandino

    Claro que estas durante trágicas semanas que tiñeron de sangre las calles y plazas, producto de la violencia inusitada de los carabineros, mandados explícitamente a reprimir por el presidente Sebastián Piñera, no tenía como único objetivo bajar el precio del boleto. Entre los manifestantes se podían escuchar reclamos como que el sistema de jubilaciones en Chile, provoca que 9 de cada 10 jubilados tenga una pensión menor al sueldo mínimo del país;, que el sistema mixto de Salud hace que solamente el 20% de la población pueda acceder a medicina de calidad, mientras que el sistema público tiene carencias de hospitales, medicamentos y médicos especialistas. Además, Chile se convirtió en el único país del mundo que mantiene privatizada las fuentes de un bien elemental como es el agua.

    A su vez, la educación tanto básica,  media y universitaria sigue siendo un espacio de segregación económica que dificulta la movilidad social de los sectores más vulnerables.

    Más de 30 muertos, 3500 heridos civiles, decenas de denuncias de violaciones a los Derechos Humanos y otras tantas de abuso sexual contra hombres y mujeres perpetrados por las mismas fuerzas de seguridad que juraron defender a la población fueron suficiente llamado de atención para que el gobierno dejara de hacer oídos sordos y anunciara que luego de más de tres décadas de constitución pinochetista, finalmente se trabajaría por redactar una nueva Constitución más democrática y plural.

    Obviamente el gobierno neoliberal de Piñera no iba a resignar tan fácilmente ceder el poder que les otorga a las clases más pudientes y a los sectores siempre favorecidos la antigua Constitución, redactada en las épocas más oscuras del continente y en medio de una de las dictaduras más sangrientas que ha vivido la región. Primeramente propuso que la nueva Constitución sea redactada por una Convención donde la mitad de sus integrantes serían miembros del Congreso.

    Obviamente el gobierno neoliberal de Piñera no iba a resignar tan fácilmente ceder el poder que le otorga la antigua Constitución, -redactada en las épocas más oscuras del continente y en medio de una de las dictaduras más sangrientas que ha vivido la región-a las clases más pudientes y a los sectores siempre favorecidos, primeramente propuso que la nueva Constitución sea redactada por una Convención donde la mitad de sus integrantes serían miembros del Congreso.

    Sin embargo el pueblo, ya cansado, pero no resignado a ser nuevamente humillado, en el plebiscito realizado en octubre del año pasado, decidió decir basta a la impunidad y resultó ganadora la opción que establecía que la nueva constitución sería discutida y redactada por una Convención Constitucional donde la totalidad de sus integrantes serían escogidos exclusivamente para esta ocasión.

    Una de las grandes novedades de esta elección es la postulación de candidatos independientes, para ocupar escaños, es decir que no estén afiliados a ningún partido político, simplemente ciudadanos “de a pie”. Claro está que esta opción debía enfrentarse al aparato propagandístico de los partidos tradicionales, ya sean de derecha como los actuales gobernantes, o de izquierda.

    Finalmente las elecciones que fueron postergadas en tres oportunidades por diferentes razones como la pandemia global y la Semana Santa de este año, fueron realizadas por primera vez en la historia, en dos jornadas los días 15 y 16 de Mayo. Y con su resultado resonó atronadora la voz del pueblo. Lo que comenzó como un grito en octubre del 2019 finalizó con una ovación multitudinaria en mayo del 2021.

    Lo que ni el analista político más transgresor, ni el más optimista de aquellos manifestantes del 2019 pensaba, finalmente ocurrió. De los 155 escaños disponibles para la Convención Constituyente, 48 fueron obtenidos por listas de los independientes. Es decir que casi 1/3 de los convencionales serán ciudadanos que no han tenido experiencia previa ni afiliación alguna con ninguno de los partidos políticos tradicionales. Otro rasgo más que interesante en la decisión soberana del pueblo es que la derecha y la extrema derecha, alineados al actual gobierno, obtuvo solamente 37 escaños lo que imposibilita margen de maniobra al presidente Piñera dentro de la Convención.

    Sin dudas esta gran elección realizada por los independientes ha sido un llamado de atención a la clase dirigente, no solo de Chile sino también de toda América Latina.

    El pueblo ha demostrado de manera resonante que es el verdadero soberano y que los partidos políticos así como los nuevos dirigentes deben ser los representantes de quienes han depositado en ellos la confianza para llevar adelante las decisiones del país.

    Con la estrategia electoral basada en un enemigo inexistente y atemporal como es el comunismo, la derecha de Perú prepara la segunda vuelta para elegir presidente. Sin embargo los resultados de Argentina en el 2019, de Ecuador en 2021, sumados al triunfo independiente en Chile y a la declaración de Lula Da Silva como posible opositor a Jair Bolsonaro, demuestran que la gente ha dicho basta a las políticas de ajuste y exclusión en la región y que espera por una nueva era de gobiernos progresistas que trabajen por y con la gente.

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