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viernes, 17 mayo, 2024
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    Afganistán y «El cuento de la criada»: se fortalece campaña internacional que exige a gobiernos ayuda para las mujeres afganas

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    Tras la retirada de EE.UU. de Afganistán después de 20 años de ocupación y la vuelta al poder del fundamentalismo talibán, crece la incertidumbre por la situación de las mujeres y niñas afganas. «El mundo mira en silencio esta guerra contra las mujeres», denuncia la defensora de los derechos de la niñez afgana Freshta Karim. Por su parte, las Mujeres de Kurdistán remarcan: «los que intentaron legitimar su ocupación con los ‘derechos de la mujer’ hace 20 años, ahora dejan la vida de millones de mujeres a merced de los talibanes». En este marco, en un llamamiento a la comunidad internacional, más de 100 mil mujeres intelectuales de todo el mundo exigen que el poder talibán mantenga abiertas las fronteras para todas las personas que deseen abandonar el país, que admitan los vuelos de repatriación de extranjeros al mayor número posible de afganos, y especialmente afganas en peligro inminente, y llaman a todos los gobiernos a «acoger a los refugiados y refugiados de Afganistán, colaborando y aliviar la presión que un éxodo masivo podría suponer sobre los países limítrofes». Cuando «El cuento de la criada» está lejos de ser una ficción. Por ANRed.

    «El cuento de la criada» («The Handmaid’s Tale», en inglés) – novela distópica de la escritora canadiense  Margaret Atwood,  popularizada por la serie del mismo nombre en la plataforma Hulu – cuenta la historia de mujeres (las «criadas») que sobreviven a la esclavitud sexual y pérdida de sus derechos en general en medio de una dictadura teocrática que se instala en Gilead, un estado totalitario formado en parte de Estados Unidos tras una guerra civil. Allí las mujeres son obligadas a ser violadas continuamente ya quedarán embarazadas para dar hijos a la fuerza en un mundo donde la fertilidad de la especie humana a decaído. Debería ser sólo ficción, pero la realidad a veces la supera.

    Durante el primer régimen talibán, la facción política-paramilitar fundamentalista islámica sunní que gobernó Afganistán entre 1996 y 2001, las mujeres fueron sometidas a un régimen de control extremo, donde perdieron casi todos sus principales derechos, como la participación social, política y legal. Las restricciones iban desde no salir a las calles sin su cuerpo completamente cubierto y acompañadas de su mahram (parentesco cercano masculino, como su padre, hermano o marido), hasta no poder hablar, para dedicarse a tener hijos, criarlos y abocarse a las tareas hogareñas. Ante la retirada de EE.UU. de Afganistán – luego de 20 años de ocupación – y la nueva toma del poder por parte de los talibán, el sector que queda más débil y expuesto de la sociedad afgana, las mujeres, ve con miedo e incertidumbre cómo se está repitiendo la historia. Así lo reflejan varias voces de mujeres afganas.

    El viernes pasado Sahraa Karimi, una cineasta afgana en Kabul, le dijo a la BBC que siente que el mundo le dio la espalda a Afganistán y que teme un regreso a los «tiempos oscuros». Así mismo, agregó: «estoy en peligro, (pero) ya no pienso en mí – aseguró Karimi – Pienso en nuestro país, pienso en nuestra generación. Hicimos mucho para tener estos cambios. Pienso en las niñas. Hay miles de mujeres hermosas y talentosas en este país«, remarcó.

    Por su parte, la fundadora y directora de la biblioteca móvil Charmaghz en Kabul y defensora de los derechos de la niñez Freshta Karim expresó ante el mismo medio la situación que viven: «los talibanes no cambiaron. Ellos nos consideran como un botín de guerra. Así que donde van fuerzan a las mujeres a casarse y creo que esa es la peor venganza que tienen contra nosotras. Esta es la mayor guerra en contra de las mujeres en estos tiempos. Y por desgracia el mundo la está mirando en silencio», se lamentó.

    En tanto, la periodista y defensora de los derechos de la mujer Humira Saqib denunció al El País de España: «los talibanes han empezado a ir casa por casa buscando a las mujeres activistas. Las activistas estamos atrapadas aquí, nos escondemos en casas de amigos o familiares y no podemos salir [a la calle] por el riesgo que corremos«.

    En medio de toda esta situación, otras mujeres afganas se manifestaron este martes en las calles de Kabul, capital de Afganistán, exigiendo a los talibán que respeten sus derechos. Así mismo, el lunes pasado mujeres de Afganistán se manifestaron contra el avance talibán en la ciudad de Qom, al norte de Irán, donde se estima a que hay cerca de un millón de personas afganas refugiadas.

     

     

    En tanto, el Comité de Relaciones y Alianzas Democráticas de la Comunidad de Mujeres del Kurdistán (KJK) emitió un comunicado pidiendo solidaridad con las mujeres y los pueblos de Afganistán: «en Afganistán, que durante décadas ha sido escenario de guerras por el poder, el país fue entregado a los misóginos talibanes, como resultado de las políticas sucias de las potencias hegemónicas globales. Esta situación, que provocó una gran rabia e ira entre las mujeres y los pueblos de Afganistán y de todo el mundo, reveló una vez más la siguiente verdad: no hay poder en el que podamos apoyarnos más que el auto-poder, la auto-organización y la autodefensa. Lo que sucedió en Afganistán expuso muy claramente la hipocresía de los estados occidentales. Las potencias de la OTAN han demostrado claramente que, para ellas, valores como la democracia, la libertad y los derechos de las mujeres eran meras herramientas para encontrar una excusa para sus propias políticas sucias. Los que intentaron legitimar su ocupación con los ‘derechos de la mujer’ hace 20 años, ahora dejan la vida de millones de mujeres a merced de los talibanes. Los que hoy entregaron Afganistán a los talibanes y los que ayer ocuparon Afrin, Serêkaniyê, Girê Spî (en Rojava) son los mismos poderes. Aquellos que ayer dieron luz verde a la invasión turca de Rojava y el noreste de Siria, repiten hoy el mismo escenario en Afganistán», remarcaron.

    Así mismo, destacaron que «durante los años de ocupación y el régimen talibán, quienes más lucharon y resistieron por la democracia real, la libertad y una vida digna, fueron las mujeres. En el período más difícil, en las circunstancias más difíciles, las mujeres de Afganistán encontraron formas de organizarse». Es por eso que hicieron un llamamiento: «desde Kurdistán hasta Afganistán, se construirá una vida libre y una democracia real bajo el liderazgo de mujeres organizadas. Como mujeres de Kurdistán, apoyamos a las mujeres y los pueblos afganos hoy como lo hicimos ayer. Hacemos un llamado a todas las mujeres, especialmente a las de Medio Oriente, a solidarizarse con nuestras hermanas en Afganistán, a alzar sus voces, y defender sus vidas, logros y sueños. ¡Mejoremos las alianzas de nuestras mujeres contra estos poderes patriarcales y misóginos!».

    Imagen: Shamsia Hassani, grafitera afgana

    En este marco, comienza a crecer y fortalecerse una campaña internacional multisectorial en diferentes lugares del mundo exigiendo a los diferentes gobiernos que brinden apoyo y ayuda humanitaria a las mujeres afganas. Una de los principales emergentes es el llamamiento a la comunidad internacional «Abrir las puertas a Afganistán y las afganas» que iniciaron mujeres intelectuales españolas, que en cuatro días, y que al cierre de esta nota ya alcanzó la firma de más de 100 mil mujeres escritoras, periodistas, artistas, investigadoras, médicas, dramaturgas, actrices, políticas, e intelectuales de todo el mundo.

    El llamamiento remarca: «nosotras, mujeres de todo el mundo, conscientes de que nuestra reivindicación de igualdad es inseparable de la libertad y la dignidad de las personas que hoy están grave y brutalmente amenazadas en Afganistán, y conscientes, también, de que las amenazas dirigidas contras las afganas por el simple hecho de ser mujeres suman una crueldad intolerable y adicional a la que padecen los afganos de cualquier condición, hacemos un llamamiento urgente a la comunidad internacional para que:

    1.- Exija del poder talibán mantener abiertas las fronteras para que todas las personas que deseen abandonar Afganistán huyendo de un poder fanático impuesto por la fuerza de las armas puedan hacerlo en unas mínimas condiciones de seguridad.

    2.- Respete los deberes elementales de solidaridad y compasión humana admitiendo en los vuelos y convoyes de repatriación de extranjeros al mayor número posible de afganos y especialmente afganas en peligro inminente, hayan estado o no al servicio de Estados o instituciones que los talibanes consideran enemigos.

    3.- Preste una atención preferente a las mujeres en especial situación de riesgo, sea por haber desempeñado tareas profesionales prohibidas por los talibanes, asistido a escuelas y universidades, conducido su vida al margen de una moral fanática o cualesquiera otros motivos. La exigencia de que el poder talibán mantenga abiertas las fronteras a quienes deseen abandonar Afganistán conlleva el compromiso simétrico por parte de los miembros de la comunidad internacional, y que nosotras también reclamamos con energía, de acoger a los refugiados y refugiadas de Afganistán, colaborando en su caso a aliviar la presión que un éxodo masivo podría suponer sobre los países limítrofes».

    En este delicado contexto, la eurodiputada de Izquierda Unidad de España  Sira Rego  pidió al Parlamento Europeo eliminar la exigencia de visado para las mujeres afganas que llegan a Europa, además de suspender las deportaciones a Afganistán, teniendo en cuenta que desde 2008 más de 71 mil personas han sido deportadas desde la UE a Afganistán. La eurodiputada también reclamó saber si la UE suspenderá el acuerdo con Turquía para evitar que Ankara siga deportando personas afganas y consultó si va a dejar de seguir pidiendo visas a quienes vienen huyendo de ese país.

     

    Fuente: https: //www.anred.org/

     

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