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viernes, 26 abril, 2024
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    Guterres: “El mundo tiene una deuda con Afganistán”

    Comentarios del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, durante la Reunión Ministerial de Alto Nivel sobre la Situación Humanitaria en Afganistán.

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    Excelencias, señoras y señores,

    El pueblo de Afganistán necesita un salvavidas.

    Tras décadas de guerra, sufrimiento e inseguridad, se enfrentan a la que quizá sea la hora más peligrosa de su historia.

    Este es el momento en que la comunidad internacional debe estar con ellos.

    Seamos claros: esta conferencia no es simplemente de lo que vamos a darle al pueblo de Afganistán. Sino de lo que le debemos.

    Excelencias,

    Incluso antes de los dramáticos acontecimientos de las últimas semanas, los afganos estaban sufriendo una de las peores crisis humanitarias del mundo.

    Hoy, uno de cada tres afganos no sabe de dónde vendrá su próxima comida.

    La tasa de pobreza se dispara y los servicios públicos básicos están a punto de colapsar.

    Cientos de miles de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares.

    Al mismo tiempo, Afganistán se enfrenta a una grave sequía, la segunda que afecta al país en cuatro años.

    Muchas personas podrían quedarse sin alimentos a finales de este mes, justo cuando se acerca el invierno.

    Y, por supuesto, el COVID-19 sigue acechando al país.

    Excelencias,

    La familia de las Naciones Unidas -y el sistema humanitario en general- están cumpliendo con el pueblo de Afganistán mediante la entrega de alimentos, intervenciones que salvan vidas y atención médica esencial, incluyendo la atención de salud materna.

    Hemos establecido sólidos mecanismos para coordinar la respuesta humanitaria y en materia de desarrollo, con base en el respeto a los derechos humanos.

    Pedí al coordinador de Ayuda Emergencia y secretario general adjunto de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Martin Griffiths, que viajara a Kabul la semana pasada para reunirse con los dirigentes talibanes.

    En la reunión, reforzó nuestro compromiso de proporcionar asistencia y protección humanitaria, de manera imparcial e independiente, a millones de personas que la necesitan.

    Enfatizó el papel fundamental de las mujeres en la entrega de ayuda humanitaria, e instó a todas las partes a garantizar sus derechos,  seguridad y bienestar.

    Pidió que se protegiera en todo momento a la población civil, especialmente a las mujeres, las niñas y las minorías.

    Las autoridades de facto se comprometieron -en persona y en una carta dirigida al Secretario General Adjunto Griffiths- a cooperar para garantizar la entrega de la ayuda al pueblo de Afganistán.

    A nuestro personal y a todos los trabajadores humanitarios se les debe permitir realizar su vital trabajo en condiciones de seguridad, sin sufrir acoso, intimidación o miedo.

    Excelencias,

    Para continuar con nuestros esfuerzos para salvar vidas en Afganistán necesitamos cuatro cosas de manera inmediata:

    En primer lugar, financiamiento

    Necesitamos más. Lo necesitamos rápidamente.

    Y necesitamos que sea suficientemente flexible para adaptarse a las cambiantes condiciones del terreno.

    Les insto a que apoyen nuestro llamamiento urgente de 606 millones de dólares, para brindar asistencia urgente a 11 millones de personas en los próximos cuatro meses.

    Hoy anunciamos una asignación de 20 millones de dólares del Fondo Central de Respuesta a las Emergencias de las Naciones Unidas para apoyar la operación humanitaria en Afganistán.

    En segundo lugar, necesitamos su ayuda para impulsar el acceso humanitario, incluido un puente aéreo con Kabul y otros centros de operaciones en Afganistán.

    Desde finales de agosto, el Servicio Aéreo Humanitario de las Naciones Unidas (UNHAS) estableció un puente aéreo desde Islamabad a Kandahar, Mazar y Herat.

    Ayer se reanudaron los vuelos del UNHAS desde Islamabad a Kabul, y ya operan plenamente en todo el país.

    Este trabajo debe continuar. Se necesita mucho más.

    Necesitamos tener la capacidad de trasladar trabajadores y ayuda humanitaria dentro y fuera del país.

    Necesitamos acceso sin obstáculos para llegar rápidamente a los puntos de conflicto, supervisar la respuesta de manera segura, y trasladar la ayuda dentro del país.

    En tercer lugar, necesitamos salvaguardar los derechos de las mujeres y las niñas en Afganistán, incluyendo el acceso a la educación y a otros servicios esenciales.

    En la actualidad, uno de los aspectos más destacados de Afganistán es el florecimiento en las últimas dos décadas de una nueva generación de mujeres y empresarias líderes y educadas.

    Las mujeres y niñas afganas quieren que les garanticemos que estos logros no se van a perder, que las puertas abiertas no se cerrarán y que no se extinguirá la esperanza.

    Esto es fundamental para el futuro del país y de cada persona en Afganistán.

    Por último, tenemos que garantizar que nuestra respuesta humanitaria salve vidas, pero que también salve los medios de vida de las personas.

    El pueblo de Afganistán se enfrenta de golpe al colapso de todo un país.

    Afganistán enfrenta una emergencia en materia de desarrollo, por lo que debemos proteger los avances que se han alcanzado en las dos últimas décadas.

    Para lograrlo, debemos garantizar el funcionamiento de las economías locales; que la gente pueda permanecer en sus comunidades y en sus hogares; que cuenten con acceso a servicios e ingresos básicos, y protección social.

    La comunidad internacional debe encontrar vías para inyectar dinero en efectivo que dé un respiro al país: un colapso total de su economía tendría consecuencias devastadoras para la población, además del riesgo de desestabilizar a los países vecinos con una salida masiva del flujo de capital.

    Las soluciones provisionales son fundamentales, pero el pueblo afgano necesitará nuestro apoyo en el largo plazo.

    También lo necesitarán los Estados miembros que generosamente  abran sus puertas a las personas que se vean obligadas a huir de su país.

    Y todos los Estados miembros deben cumplir con sus responsabilidades internacionales de dar protección a las personas refugiadas.

    Nuestro apoyo debe estar a la altura de las necesidades de Afganistán.

    Excelencias,

    He visitado Kabul muchas veces a lo largo de muchos años de conflicto.

    Estas misiones estaban llenas de horror, miseria y dolor.

    Pero también estuvieron marcadas por la esperanza, la fe y la determinación de las personas que conocí.

    Quieren erradicar la pobreza extrema. Quieren que haya trabajos decentes. Quieren que sus vidas y libertades básicas estén garantizadas. Quieren que su país esté libre de la inseguridad y el terror.

    En resumen, quieren lo que todas y todos los integrantes de la familia humana quieren y merecen.

    Tenemos que invertir en esa esperanza y en esa promesa.

    Permítanme terminar mi discurso con unas palabras para expresar mi especial admiración y gratitud al personal de las Naciones Unidas y toda la comunidad de ayuda humanitaria en Afganistán, la gran mayoría de los cuales son ciudadanos afganos.

    Están realizando una labor extraordinaria en todo el país y cuentan con toda mi solidaridad.

    Asumamos el compromiso de respaldarles mientras brindan su apoyo al pueblo afgano, y de garantizar que puedan realizar su trabajo con seguridad.

    El tiempo es poco y los acontecimientos ocurren a una gran velocidad en Afganistán.

    Extendamos un salvavidas al pueblo de Afganistán y hagamos todo lo que podamos y todo lo que le debemos, para ayudarle a mantener la esperanza.

    Gracias.

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