Las organizaciones como enemigo

El mismo día que anunció los despidos, Capital Humano también terminó de confirmar los últimos cambios en el Potenciar Trabajo, que habían sido comunicados la semana pasada. Además de segmentar el programa entre la población empleable y no empleable (recibirán talleres y capacitación laboral sólo aquellos menores de 49 años y que no sean mujeres con más de cuatro hijos), este lunes se informó sobre el cierre de las “unidades de gestión”, es decir de la “intermediación” de las organizaciones sociales. Todo, bajo una misma idea rectora: que los movimientos son los culpables del “fracaso” –de acuerdo a las palabras del Gobierno– de los planes.

“Lejos de potenciar la autonomía y el crecimiento personal, han favorecido la intermediación y la perpetuación de la dependencia”, sostienen en el entorno de Pettovello sobre las organizaciones. El problema que surge es que, tras la eliminación de los “intermediarios”, la gestión del programa queda acéfala. Si antes eran las organizaciones las que tomaban la decisión sobre las altas y las bajas del programa, ahora quedará a la sola discreción de los funcionarios de turno.

A propósito, en paralelo al anuncio de la medida renunció Rodrigo Aybar a su cargo en la subsecretaria de Economía Social, donde no había llegado a ser nombrado oficialmente. Aybar –cercano al intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela– se ocupó de rediseñar el Potenciar Trabajo. Luego se fue, para no pagar el costo.

A la par del ajuste en el Potenciar, Capital Humano ya recortó en la asistencia a los comedores y en el programa que entregaba medicamentos de alto costo de forma gratuita. También pasó la licuadora por el Servicio Alimentario Escolar (SAE), que podría moverse a la órbita de Educación.

“El gobierno quiere responsabilizar a los trabajadores y trabajadoras de la puesta en marcha de su objetivo político expreso: la detención absoluta de las herramientas del Estado para asistir a la población”, concluyó Manfred.