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jueves, 9 mayo, 2024
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    Los años del liderazgo de Merkel en Alemania

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    Alabada por salvar la integración de la Unión Europea (UE) ante diversas crisis como la del euro, los refugiados y la pandemia de coronavirus, y criticada por su defensa a ultranza de la austeridad en países en crisis, la canciller alemana Angela Merkel deja su legado a nivel regional a través de un método con sello propio basado en un enorme pragmatismo y cintura política que va llegando a su fin.

    A lo largo de sus 16 años en el poder, la dirigente de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) se convirtió en la líder europea más importante del siglo XXI y es responsable de la forma que tiene hoy el bloque, donde Alemania no solo es el principal motor económico sino que además es la que mueve los hilos del poder político.

    El primer gran desafío para Merkel fue sacar a flote un proyecto similar al de una Constitución de la UE que había fracasado en 2005 tras ser rechazada por referendos en Francia y Países Bajos: lo logró en coordinación con el entonces presidente francés Nicolás Sarkozy, al impulsar la firma en 2007 del Tratado de Lisboa que rige el funcionamiento actual del bloque.

    “En el sur de Europa la criticaron porque era desalmada y quería la austeridad a costa de todo. Esto hizo que surjan muchos movimientos de corte más populista y radicales”

    FRANCO DELLE DONNE

    Poco tiempo después llegó uno de los momentos fundacionales del peso de Merkel en el continente: a fines de 2009 estalló la crisis del euro, una tormenta perfecta de deuda soberana, caída del sistema bancario y pérdida de confianza que se produjo como un efecto dominó iniciado por la bancarrota de Lehman Brothers y que desnudó las diferencias económicas al interior del bloque.

    En ese contexto, la canciller primero se mostró como una gran opositora a mutualizar las deudas y dar ayudas financieras, medida que hubiera generado rechazo en el pueblo alemán que no estaba dispuesto a pagar los platos rotos por lo que estaba pasando en sus vecinos del sur del continente como Grecia, Italia, Portugal y España.

    Esa línea dura le permitió acumular capital político con sus votantes para luego ceder en algunas posturas destinadas a salvar la moneda regional como fueron los planes de rescate europeos que exigieron, a cambio, aplicar medidas de austeridad como control del déficit y reformas estructurales.

    “La crisis del euro lo que muestra más que nada es que Merkel intenta resolver conflictos o crisis desde un punto de vista pragmático, que no tiene mucho que ver con cuestiones emocionales o de empatía, ni siquiera con visiones programáticas de cómo resolver problemas en términos de doctrina, sino más bien con la necesidad de intentar desarticularlo para resolverlo parte por parte”, indicó a Télam el argentino Franco Delle Donne, doctor en Comunicación que vive hace más de una década en el país europeo.

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