Como otros proyectos inmobiliarios, el Nordelta “está ubicado sobre humedales”, señalando que “según datos de Fundación Humedales, en 2018 ya había registradas 543 urbanizaciones construidas y proyectadas en el Delta del Paraná y en las planicies de inundación de los ríos y arroyos tributarios a este sistema”.
Así, los carpinchos “vieron modificado su hábitat por cambios profundos e irreversibles en él uso del suelo, lo que provocó que las funciones del humedal se vean afectadas. Esto promovió también una reducción de su hábitat y un desplazamiento forzoso” de la especie, señala Greenpeace.
Por eso aseguran que “la ley de Humedales va a brindar un marco normativo para poner un freno al avance de proyectos que se proyecten sobre el Delta” y así salvaguardar las especies nativas de la zona.
“Necesitamos una ley de humedales que contemple la realización de un inventario nacional de humedales, el aplazamiento de actividades económicas sobre humedales hasta que no se haya finalizado el inventario, la figura del delito penal con multas significativas para quienes cometan un daño en estos ecosistemas y a quienes inicien incendios intencionales”, concluye la ONG.