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lunes, 29 abril, 2024
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    Se estrena el documental “Summer of Soul”, el megafestival ignorado

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    El título de la legendaria canción de Nina Simone funciona como la mejor presentación para el documental que está revolucionando la mirada musical y generacional sobre los años ‘60, completando un registro que durante demasiado tiempo estuvo exageradamente enamorado de Woodstock. Lo que finalmente Summer of Soul (…o cuando la revolución no pudo ser televisada) demuestra es que, si el hombre blanco fue a la Luna y de la misma manera tuvo su festival hippie, la musica negra también estaba de fiesta entonces, aunque durante medio siglo a nadie pareció interesarle.

    Debut como director de Questlove, integrante de The Roots convertido hace tiempo en vocero de la música que lo representa, su documental premiado en Sundance rescata el testimonio de un extraordinario festival gratuito que se llevó a cabo durante varios domingos del verano de 1969 en un parque de Harlem, en plena Nueva York, llegando a reunir en total unos 50.000 espectadores. Con una exquisita edición y didácticas presentaciones, la vitalidad de esa música, su público y su época se despliegan admirablemente en la pantalla junto a la vibrante presencia de una amplia selección de artistas, que van desde el gospel de Mahalia Jackson y Mavis Staples hasta el blues y el rock de B. B. King y Sly Stone, pasando por The 5th Dimension, Gladys Knight, un joven Stevie Wonder, Herbie Mann, el indispensable toque latino de la Nueva York de la época con Mongo Santamaría y Ray Barretto y, por supuesto, una incendiaria Nina Simone.

    “Joven, talentoso y negro/ Oh, que sueño bello y precioso/ ser joven, talentoso y negro”. La presentación en sociedad de la celebérrima canción “To Be Young, Gifted and Black”, compuesta por Nina Simone con letra de Weldon Irvine, tuvo lugar el 17 de agosto de 1969 en el Marcus Garvey Park de Harlem –por aquel entonces llamado Mount Morris Park– ante unos 50.000 espectadores. La performance de la artista formó parte del injustamente olvidado Festival Cultural de Harlem, realizado por primera y única vez durante el verano de ese año bisagra en la historia de los Estados Unidos de América.

    Las imágenes de Simone y los músicos que la acompañan, junto a otras cuarenta horas de material audiovisual registradas para la posteridad en cintas de video de dos pulgadas, estuvieron guardadas en un depósito durante cinco décadas. Aquellas seis jornadas de fin de semana empapadas de música negra, auspiciadas por la alcaldía neoyorquina, quedaron ocultas por las nieblas de la desmemoria, a tal punto que muchos habitantes de la ciudad nacidos en décadas posteriores llegaron a considerarlo un auténtico mito urbano. Eclipsado por completo por el Festival de Woodstock, que fue realizado casi en simultáneo, y por la llegada del hombre al satélite natural de nuestro planeta, aquel verano lleno de pasión vuelve a recuperar todo su brillo gracias al documental Summer of Soul (… o cuando la revolución no pudo ser televisada), dirigido por el músico y realizador Ahmir Khalib Thompson, más conocido como Questlove. La película estará disponible en la plataforma Star+ algunas semanas después de su lanzamiento en la Argentina, el próximo 31 de agosto.

    Cápsula temporal sobre una era de enfrentamientos y enconos sociales, pero también de mucha esperanza en las posibilidades del futuro, Summer of Soul ofrece el recuerdo de espectadores y participantes, además de una serie de reflexiones de personalidades ligadas a la cultura afroamericana, aunque su corazón no sea otra cosa que el registro original de todas esas tardes bajo el chirriante sol del verano en el Harlem. Un escenario vital en el cual un joven Stevie Wonder aporrea con gracia su teclado justo antes de que The Staple Singers ofrezca un par de ejemplares de su magnífica cruza de gospel y soul, entre otros solistas y bandas que participaron del evento, como Sly and the Family Stone, Gladys Knight and the Pips, Herbie Mann, The 5th Dimension, B.B. King y, por supuesto, Nina Simone.

    “Fue una auténtica barbacoa negra. El ambiente olía a afros y a pollo frito”, recuerda uno de los asistentes al festival cincuenta años más tarde, los ojos fijos en las imágenes de ese pasado que, sin duda, nunca imaginó que podía ser resucitado gracias a la tecnología. Mientras el equipo de filmación del documental Woodstock, de Michael Wadleigh, registraba los escenarios y alrededores del festival musical más famoso del mundo con sus equipos de 35 y 16mm, un grupo de técnicos colocaba las aparatosas cámaras de video en lugares estratégicos del parque Mount Morris, con la intención de captar a los músicos y a la audiencia desde la mayor cantidad de ángulos posibles.

    Es una gran noticia que ese registro se haya conservado en buenas condiciones; también que el realizador de Summer of Soul haya optado por respetar el formato de video cuadrado original, de manera de conservar en su totalidad cada milímetro de la imagen. Entrevistado por la revista Vanity Fair luego del estreno del film en el Festival de Sundance, donde obtuvo el Gran Premio del jurado en la sección documental, Questlove afirmó que fue muy difícil decidir qué dejar afuera de las cuarenta horas de material bruto. “Cada uno de esos carretes pesa unos cinco kilos y hay en el país tal vez tres o cuatro personas que poseen el equipo correcto para transferirlo a un soporte digital. Hubo varios intentos por vender el material durante los últimos años, que estuvo guardado en un sótano durante todo este tiempo”.

    El baterista, compositor, disc jockey y cofundador de la banda de hip hop The Roots confirma que el título original de la película iba a ser el más vendedor “Black Woodstock”, que es el nombre con el cual muchos asistentes recuerdan al Festival Cultural de Harlem. “Ese fue el título de trabajo. Durante un tiempo pensé en la ironía de que los negros hablen constantemente del tema de la apropiación cultural, y qué interesante sería intercambiar un poco los papeles, apropiándonos de algo establecido por la cultura blanca. Pero cerca del final del montaje, en marzo de 2020, en plena primera ola de la pandemia, pensé que sería perjudicial que la película no pudiera sostenerse por sí misma. Finalmente cambiamos el título por el de Summer of Soul, y el subtítulo …o cuando la televisión no pudo ser televisada es un guiño a la letra del poema-canción ‘The Revolution Will Not Be Televised’, de Gil Scott Heron”

    Fuente: Pagina12

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