Conferencias, seminarios y presentaciones de libros son parte de la cuarta edición de la Bienal de Performance (BP.21) que trae como novedad un nuevo formato de cinco meses y una convocatoria abierta, el estreno de una veintena de obras inéditas con más de 80 artistas, y que con acceso libre y gratuito se desarrollará a partir del 19 de noviembre en múltiples sedes de Buenos Aires.
La idea de esta nueva edición de la BP.21, que comenzará su recorrido desde el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) con la video instalación “Inflation” de Diego Bianchi y una serie de activaciones, será potenciar el arte de la performance, según destacaron la directora de la iniciativa, Graciela Casabé, junto a las encargadas de la programación artística y académica Maricel Álvarez y Susana Tambutti.
La segunda actividad de ese día tendrá lugar en la Plaza Rubén Darío, emplazada al lado del museo, donde se presentará la obra “Toborochi” de Jorge Crowe -director del Laboratorio de Juguete-, con participación del compositor Javier Bustos y la coreógrafa Leticia Mazur.
La BP.21 es organizada por la Fundación Babilonia para las Artes, la Ciencia y la Cultura, institución que busca “celebrar y visibilizar el arte de la performance” y que desarrolla la iniciativa desde 2015 como una plataforma que convoca artistas, curadores y diferentes organizaciones culturales, sumándose a otros eventos internacionales y propiciando la proyección de los artistas locales en el exterior.
Extendida durante el período estival, el período más propicio para realizar la práctica performática en el espacio público, la Bienal llegará hasta el 16 de abril de 2022 y se nutrirá de aportes obtenidos por medio de mecenazgo cultural y de instituciones que posibilitan llevar adelante esta práctica artística que atraviesa los límites -los propios y los de otros lenguajes- y crea su propia relación particular entre la obra, la obra-cuerpo del performer y el espectador.
Más allá de la variedad de teóricos y conceptos que rodean el objeto performance, una de sus características es la no repetibilidad. Allí es donde se distancia de la práctica del teatro, porque en este caso lo importante es la experiencia en el momento. Los recursos son múltiples y configuran ese guion de la obra que se despliega para un público y para el ejecutante.
“El objetivo de la Bienal siempre fue producir obra desde el día uno. El hecho de invitar a artistas internacionales era una excusa para poner en relevancia un evento y que los ojos miren las producciones de nuestros artistas. No creo que le guste esta frase a (la artista serbia) Marina Abramovic, pero la verdad es esa. Por supuesto con toda la admiración que pueda tener con artistas como Sophie Calle, Laurie Anderson o William Kentridge que han venido a la bienal pero mi verdadero orgullo es poder haber aportado un granito de arena a nuestros artistas”, enfatizó Casabe.
¿Cómo pensar una Bienal hoy? se preguntaba la directora antes de decidir continuar con esta edición, y en ese sentido Álvarez planteaba desde lo curatorial “¿Cómo se pasa de la vulnerabilidad a la potencia”? La respuesta fue acompañar, apoyar y sostener al sector cultural tan golpeado por la pandemia.
Por otro lado, el cierre de la BP.21 será con la presentación de los dos proyectos seleccionados -que se informarán en enero- de la innovadora convocatoria federal que cerró el sábado pasado y recibió cerca de 100 propuestas. El jurado está integrado por Alejandra Aguado, Mercedes Halfon y Fernando Rubio, y representa una oportunidad de conocer artistas por fuera de los convocados para la BP.21.
“La programación artística es un recorte que se asocia a nuestra mirada pero la convocatoria abierta, las dos producciones que van a ser extemporáneas a este recorte, es bienvenido. Nos interesa ir expandiendo la propuesta artística de la bienal hacia nuevas miradas, saberes, otras competencias. Por eso esta convocatoria no solo abre el juego a artistas emergentes o de mediana trayectoria sino que abre la mirada curatorial y no queda capturada por una mirada única, exclusiva”, destacó Maricel Alvarez.
En cuanto a los otros proyectos, se iniciaron las conversaciones en marzo del año pasado con los artistas sobre las nuevas obras, y la pandemia fue cambiando las propuestas, conceptos y formatos con los que querían trabajar, lo que representó un desafío en el acompañamiento, especificó Álvarez.
A su vez, desde la dirección académica Susana Tambutti que coordina Cuerpos(re)situados -actividad que comienza en diciembre- planteó: “En aquel momento pensamos como pasaban los cuerpos de la presencialidad a la digitalización (2020), y un cuerpo resituado es un cuerpo que cambia de lugar, que está en movimiento” por lo cual, el nombre de la sección se relaciona con “un cuerpo deslocalizado, que cambia de ubicación, o sea que puede ir de una identidad a otra, de un género a otro o de un cuerpo a otro, pero también son cuerpos que plantean formas de resistencia a los dispositivos de control y normalización desde esa nueva situación que ocupan”, reflexionó.
“A su vez, estos cuerpos pueden resituarse de una multiplicidad de formas, y son cuerpos que cruzan límites”, afirmó.
Con seis intervenciones, el laboratorio y seminario la sección académica busca tener una forma expositiva que no se ate a la tradición académica sino “propuestas de intervenciones surgidas desde los mismos cuerpos resituados como medio vivo; creando una interacción y generación de experiencia en la que se puedan repensar las corporalidades que son atravesadas constantemente por los discursos de poder”, explicó.
Y a futuro propone lograr un borramiento de la división entre la sección artística y académica dado que la generación de conocimiento se da en ambas aunque aún persiste “esta división entre práctica y teoría”, afirmó y destacó que “el límite planteado por la pandemia volcó la mirada de lo que pasa en el área de conocimiento con respecto a los cuerpos re-situados”.
La Bienal está articulada entre proyecto artístico, otro académico anclado en la diversidad y la disidencia, y dos proyectos invitados, “Impulso Cazadores” curado por Mariana Obersztern y “Festival de Arte Queer” (FAQ) con curaduría de Lisa Kerner y Violeta Uman.
Se presentan unos 20 proyectos inéditos en calidad de estreno mundial, salvo la obra de Rabih Mroué (Líbano-Berlín) “Antes de caer, busque la ayuda de su bastón” -único artista internacional invitado-, la pieza icónica “Yegua-yeta-yuta” de Mercedes Azpilicueta (radicada en los Países Bajos) y “Ludotecnia” de Crowe, en distintos espacios de la ciudad de Buenos Aires -mayormente- dadas las limitaciones de circulación planteadas por la pandemia.
A su vez, el programa incluye presentaciones de libros como el “Periférico de objetos.Testimonios” de Emilio García Wehbi recientemente publicado.
Entre los artistas también participan Agustina Muñoz, Javier Bustos, Sofía Durrieu, el Grupo Krapp, Iván Haidar, Tamara Kuselman, La Mujer Mutante -Victoria Roland, Juan Coulasso, Gonzalo Lagos, Guille Mongan, Jor Mongan, Mariano Llinás, Andrea Servera, Mariana Tiranttey Lisandro Rodriguez.
La mayoría de las actividades se desarrollarán en el espacio público y al aire libre, y el acceso a los eventos artísticos y pedagógicos será gratuito.
Entre unas 17 sedes figuran el Museo Nacional de Bellas Artes, Proa 21, Parque de la Memoria y el Museo Enrique Larreta. Además de las que se realizarán respetando protocolos en el Centro Cultural Kirchner, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), Teatro San Martín, Centro Cultural Paco Urondo (Filosofía y Letras de la UBA), en la Ciudad de Buenos Aires, entre otros, y Quinta Trabucco en Vicente López.
Las instituciones que apoyan el evento son Casa Brandon, Centro Cultural Kirchner, Complejo Teatral de Buenos Aires, Fondo Nacional de las Artes, Goethe Institut Buenos Aires, Instituto Francés -Embajada de Francia, Mondriaan Fund, la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, y Artes del movimiento de la Universidad Nacional de las Arte, Fundación Santander, entre otras.
La programación completa de BP.21 puede consultarse en la página web http://bienalbp.org/bp21
