Históricamente, Argentina propuso que debajo de las islas que quedan al sur del canal Beagle se trace una línea recta hacia el sur. Así, las aguas del océano Atlántico quedan bajo soberanía argentina, mientras que las del Pacífico bajo soberanía chilena, todo ello bajo los principios bioceánicos de diferentes tratados internacionales, recordó France 24.
La medialuna de 5.000 kilómetros cuadrados fue incluida en la plataforma continental argentina que votó por unanimidad el Congreso nacional y que luego fue ratificada por las Naciones Unidas sin la objeción de Chile en 2009.
La decisión de Piñera implica cuestionar esa aprobación doce años después en la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de la ONU. El gobierno chileno alega que ese principio bioceánico no existe y por ello actualizó su Carta Náutica sumando 200 millas más hacia el este del límite continental.
Cabe recordar que el Tratado de Paz y Amistad de 1984, firmado bajo la mediación del Vaticano y el papa Juan Pablo II, fijó los límites entre Chile y Argentina desde el canal Beagle hasta el pasaje de Drake.
“La soberanía de la República Argentina y la soberanía de la República de Chile sobre el mar, suelo y subsuelo se extenderán, respectivamente, al oriente y al occidente de dicho límite”, cuestionado 37 años después por Chile.
Ese acuerdo incluye además un artículo por el cual “las partes se esforzarán por lograr la solución de toda controversia entre ellas mediante negociaciones directas”, algo que el gobierno de Piñera no cumplió ya que su decreto, publicado el fin de semana, se refiere directamente a la presentación de su reclamo soberano en instancias de Naciones Unidas.
La reapertura del conflicto marítimo con Argentina se suma a una larga lista de disputas territoriales que Chile emprendió en los últimos años, entre ellos el conflicto con Bolivia por la salida al mar (en el que la Corte de Justicia Internacional falló a favor de Santiago), y la controversia por el límite marítimo con Perú (saldado a favor de Lima en La Haya).