El hoy vicedirector ejecutivo del FMI proviene de las líneas duras del trumpismo y ocupaba el cargo estratégico de asistente interino del Tesoro para Finanzas y Desarrollo Internacional, bajo la supervisión de Steven Mnuchin. Desde ese cargo oficiaba de organizador e interventor con línea directa con el expresidente norteamericano, en las reuniones del G7 y el G20 y la participación de los Estados Unidos en los organismos financieros internacionales como el FMI, el Banco Mundial, el BID, Club de París, etc. Intervino directamente en las negociaciones entre el Fondo y Argentina; y, a pedido de Trump y Mnuchin, fue quién presionó para que se firme el stand by en su segunda versión de agosto-septiembre de 2018.
Más tarde, y por mandato de Mnuchin, quién a su vez obedecía una orden de Trump, fue quién presionó directamente a su antecesor en el FMI, David Lipton, para que acceda a la flexibilización del uso de los dineros del préstamo del organismo para ejecutar política cambiaria. Esto sucedió entre mayo y agosto de 2019 y, tal como afirma con razón el Gobierno de Alberto Fernández, se aplicaron entre u$s3.000 y 5.000 millones para contener el precio local del dólar hasta las elecciones PASO de ese año. En consecuencia, es difícil que sea Okamoto quién avance en la investigación interna sobre lo que sucedió en esos años, y que desde el Ejecutivo y el kirchnerismo se busca que sea la base de la justificación para que el FMI acepte un Facilidades Extendidas a más de 10 años.
Quiso el destino que Lipton se mantenga hoy como un hombre fuerte, y con poder de fuego sobre Argentina. Demócrata de origen político, es hoy asesor particular y plenipotenciario de Janet Yellen en el Tesoro, en casos vinculados con los organismos financieros internacionales; y aparentemente ya dio su opinión favorable para el país en el caso de las tasas preferenciales.
Siguiendo la lógica política albertista que llevó a la coalición actual al Gobierno, saben en Buenos Aires que “sólo con Estados Unidos no alcanza y sin los Estados unidos no se puede”. En este caso, lograr un acuerdo con el FMI. Por eso hacia delante Okamoto y Lipton serán fundamentales. Deberán dar su voto positivo, aparentemente antes de fin de año, en el “board” del FMI. Y como este país detenta el 17% de los votos en el directorio, sólo con el apoyo de la administración de Joe Biden (expresada a través de lo que opine Lipton) y del staff administrativo del Fondo (comandado por Okamoto), se podrá aprobar el Facilidades Extendidas reloaded que busca el país. Para esto, desde el oficialismo local también habrá que enviar a Washington una señal: que el juicio penal que el gobierno hace avanzar contra funcionarios argentinos por haber tomado el stand by en 2018 y, eventualmente, haber utilizado parte de los u$s 44.700 millones prestados para contener electoralmente el precio del dólar; no alcance a los hombres y mujeres que intervinieron en la aprobación y aplicación del crédito.
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