“No existen los hechos, solo interpretaciones”, decía a finales del Siglo XIX Friedrich Nietzsche para cambiar definitivamente la forma de entender la realidad y no aceptarla como una verdad dada e inalterable. En ese 1886 trazó Nietzsche las bases de la Hermenéutica que nos atraviesa desde la década del 60 del Siglo XX y que sirve para entender este paradójicamente fragmentado y globalizado mundo de las primeras décadas del Siglo XXI.
Para Nietzsche no hay hecho porque todo se está haciendo, todo está en construcción, no hay verdad objetiva. Varias veces esto sirvió para querer señalar que todo puede ser interpretado según la visión de cada persona, es decir que la verdad es subjetiva.
Sabemos, obviamente, que existen cuestiones que no están sujetas (valga la redundancia) a la interpretación del sujeto.
Los hechos son acciones, cosas que suceden, según la Real Academia Española. Cosas que suceden en la realidad, aclararía yo desde mi subjetividad.
En algunos casos, los hechos generan datos y estos no tienen sentido en sí mismo, sino que deben procesarse para su mejor interpretación.
Es sobre la interpretación de los datos generados por los hechos en lo que queremos centrarnos. Como una perífrasis foucoultiana que es a su vez una vuelta de tuerca a Nietzsche, podemos establecer que no puede haber interpretaciones sin hechos. Son esas interpretaciones de los hechos las que generan “la verdad”, “la realidad”.
Las elecciones legislativas llevadas adelante este domingo en el país tuvieron mucho de eso.
Según los datos que arrojaron los comicios, en casi todo el país triunfó el Frente Juntos por el Cambio (JxC), despojando de la mayoría en el Senado al gobernante Frente de Todos (FdT). Pero, ¿es lo qué realmente pasó?.
El dato duro señala que en todo el país JxC logró el 42,5% de los votos contra el 33,9% del FdT, un 8,8% de los partidos provinciales (entre los cuales está el Frente Renovador de la Concordia de Misiones), 6,1% del Frente de Izquierda, 4,6% de Avanza Libertad, 3,3% de Vamos con Vos y un 1% de otras opciones políticas.
A simple vista la pregunta realizada se responde por sí misma: el hecho es que ganó JxC porque los datos así lo señalan, pero también ganaron casi todos los demás.
JxC se recuperó de la desastrosa elección del 2019 y se posicionó nuevamente como la principal opción de la oposición llegando a los 116 diputados nacionales y rompiendo la hegemonía del peronismo y sus aliados en el Senado, además de triunfar en provincias que le fueron esquivas históricamente.
El FdT logró, a pesar de perder la mayoría en el Senado por primera vez desde 1983, mantener la primera minoría en la Cámara de Diputados y también en el Senado. Además de remontar en la provincia de Buenos Aires una diferencia sacada por JxC en las PASO que parecía imposible, logrando casi un empate técnico y haciendo la mejor elección para un candidato del peronismo en CABA.
Los partidos provinciales pusieron de relieve su fuerte llegada en cada distrito sumando varios diputados nacionales y senadores por fuera de la grieta. En ese sentido se inscribe lo señalado días atrás desde Misiones por el presidente de la Legislatura Carlos Rovira quien admitió que se conformará un bloque Federal o Neorevisionista para que (teniendo en cuenta la paridad de fuerzas entre los partidos nacionales) se tomen con mayor seriedad los pedidos provinciales.
También ganó la Izquierda que colocó varios legisladores al lograr más de un millón y medio de votos.
La derecha no expresada por el PRO también tuvo su triunfo, sobre todo en la provincia de Buenos Aires y en CABA donde se erigió como la tercera fuerza
El hecho electoral entonces arrojó varias interpretaciones de sus datos. La elección tuvo muchos triunfadores lo que a su vez genera una cantidad similar de perdedores en una especie de espejo interpretativo.
Perdió el FdT al no mantener la mayoría en el Senado y perder en varias provincias. Perdió JxC al bajar ostensiblemente la ventaja que obtuvo en las PASO y no lograr la mayoría en el Congreso. Perdió la Izquierda en su discusión ideológica con la derecha dura, que también perdió porque solamente tuvo repercusión en CABA.
En cuanto a lo que sucedió en Misiones, el Frente Renovador mantuvo su caudal de votos y se acercó a menos de cuatro puntos de JxC, cuando en las PASO la diferencia fue de más de ocho. La Renovación misionera obtuvo 33 mil votos más que en septiembre. “Objetivamente” JxC ganó y colocó dos diputados nacionales contra uno del FR. También objetivamente el FdT hizo una elección fuera de lo que esperaban, quedando en tercer lugar con apenas 95 mil votos en toda la provincia.
En esta elección que será recordada por mucho tiempo por la situación pandémica vivida en todo el mundo, la interpretación de los datos se vuelve fundamental para entender los hechos. No pueden existir interpretaciones infinitas, no hay interpretaciones cómo hay sujetos que interpretan dado que los hechos tienen un límite.
En definitiva y citando una famosa frase electoral que señalaba que “ganó la democracia”, este domingo ganaron todos y perdieron todos.
Javier Adorno
