Si la línea de tiempo de la historia universal puede subdividirse en dos a partir de dos abreviaturas, AC y DC, algo parecido podría aplicarse al juego en el Maracaná. Durante 58 minutos River justificó por juego y presencia -ambiciosa, poco vista en una visita a Brasil- el 1-0 parcial. Pero el ingreso de Juan Cazares desordenó una estructura que parecía sólida. Y le permitió a Fluminense equiparar el resultado e incluso provocar una sensación de inseguridad en una zona del campo que prácticamente no había logrado transitar en el primer tiempo.
Para comprender por qué River lamentó lo que ocurrió en el Después de Cazares hay que estudiar cómo se desenvolvió en el Antes de Cazares: procuró generar superioridad numérica en tres cuartos de campo, forzando la presión post pérdida y atacando en consecuencia.
Gallardo: de la falta de chispa al “siempre damos espacios”
Pudo, a su vez, distribuir con criterio merced a la filosofía zen de Palavecino y de Enzo Pérez para pasar, Casco se desdoblaba para el corte y el toque hacia la zona Angileri, Montiel procuraba equilibrar el mano a mano con Luiz Henrique pero siempre pensando verticalmente, Borré retrocedía pero también atacaba espacios como ocurrió en el penal -ingenuo- que le cometió Marcos Felipe. A excepción de De La Cruz, aislado de wing izquierdo, Gallardo consiguió que River le cortara la salida a Flu, forzando a Kayky, Fred y Nené jugar a 60 metros de Armani, quien apenas se lució en un cabezazo de Luccas Claro.
Pero así como dominó, River no fue el equipo que apabulla a ataques en su versión doméstica: apenas contó con la definición de Montiel y con el tiro que Marcos Felipe le atoró a Borré. No logró traducir en cantidad -ni en calidad- de situaciones todo ese volumen de juego que tuvo para defenderse con la pelota. Y entonces, la historia cambió.
Porque ya en los primeros minutos del Después de Cazares, un movimiento impreciso generó que River perdiera el control: De La Cruz, con pase fácil a la derecha, buscó a un marcado Borré, que no alcanzó a controlar. Y Flu quedó con la posesión con el rival mal parado (Enzo y Casco adelantados y Simón, recién ingresado, acomodándose). Un pase a espaldas de esa línea media culminó con un control con timing top de Fred, una combinación con Cazares y una posterior asistencia: 1-1.
El empate forzó el desorden. De River, que con más cambios buscó redoblar presencia en ataque. De Flu, apostando a capitalizar errores. Y entonces, Lucca quedó mano a mano y Angileri le impidió que definiera cómodo (era saque de arco, no corner como pidió el local). Y también Cazares repitió en ataque, volviendo fundamental a Armani. El dominio en sí mismo no alcanzó. Por eso el fastidio de Gallardo. Por eso el lamento por dos puntos que quedaron en el éter cuando pudieron ser de River.
