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sábado, 4 mayo, 2024
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    Son arquitectas y enseñan a mujeres a construir sus propias casas: conocé su historia

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    Desde Brasil el proyecto “Arquitectura Da Periferia” está dirigido a mujeres de bajos ingresos en la lucha por una vivienda digna. Cómo funciona, déficit habitacional y ausencia del Estado, machismo en la construcción y más en esta nota.

    Con lo que nos enseñan podemos hacer la casa que soñamos y según nuestras condiciones’; dice Costa Cely, una mujer que ladrillo por ladrillo aprendió a construir su propio hogar en Brasil. No es la única: ‘Pude ver que necesito ventilación en mi casa’, agrega Simone, y dice Dalila: ‘Estoy logrando cumplir mi sueño de una casa terminada’. Todas esas historias tienen un denominador común: “Arquitectura Da Periferia”.

    Todo comenzó en 2013, cuando la arquitecta Carina Guedes estudiaba la maestría en la Universidad Federal de Minas Gerais. “Quería entender por qué la arquitectura era una profesión que apenas llegaba a la periferia de la ciudad, donde la gente está todo el tiempo construyendo sus casas, y así poder proponer una forma de actuar en estos lugares y con este tipo de demanda: las mejoras de la vivienda”, recuerda la profesional, en diálogo con Filo.News.

    Entre 2015 y 2017 el proyecto continuó dentro de ASF-Brasil (Arquitetas Sem Fronteiras), una asociación sin ánimo de lucro ubicada en Belo Horizonte. En 2018 fundaron el Instituto de Asesoramiento a la Mujer e Innovación (IAMÍ) y formalizaron el proyecto. Tienen un lema y objetivo claro: ‘Reunimos y empoderamos a las mujeres por la independencia de reformar y construir su propia casa’.

    Empezó con un grupo con tres mujeres de Ocupação Dandara en Belo Horizonte, experiencia que dejaron registrada en Youtube. “La idea inicial era promover mejoras en las viviendas de las familias que viven en situación de vulnerabilidad social. Pero este objetivo se ha ido ampliando con el tiempo. Desde el trabajo centrado en el protagonismo de las mujeres, hoy actuamos para que éstas sean agentes transformadores no sólo del espacio donde viven, sino también de sus vidas y de las comunidades donde viven. El trabajo basado en compartir información e intercambios nos permite estimular la autoestima y la confianza de las mujeres en la búsqueda de una verdadera autonomía en sus vidas”, explica.

    Hoy el equipo está integrado 100% por mujeres: además de Guedes, directora general, forman parte la arquitecta y directora ejecutiva Marina Bornel, Juliana Freire, la agente local Cheyenne Miguel, la instructora Cristiane Verissimo, la maestra mayor de obras Cenir Silva, la directora de relaciones comunitarias Luciana Da Cruz y las ingenieras civiles Rafaela Dias y Tereza Barros. También colaboran estudiantes, trabajadoras sociales, psicólogas y comunicadoras.

    ¿Cómo funciona? “Formamos pequeños grupos de mujeres, con una media de cinco participantes por grupo, y trabajamos con ellas durante todo el año con reuniones periódicas en las que se realizan talleres, debates y rondas de conversación. El proceso de planificación de las reformas funciona como una gran experiencia de aprendizaje”, relata Guedes.

    “Las mujeres aprenden a medir y diseñar la casa, diseñamos las mejoras juntas, las discutimos con el grupo y realizamos talleres sobre finanzas personales, cálculo de materiales y también trabajo práctico. Todo se decide y se acuerda entre el grupo, cuáles serán los temas de los talleres, el orden de los mismos, la duración de las reuniones, etc”, sigue.

    Trabajan continuamente en tres comunidades de Belo Horizonte: Eliana Silva, Dandara y Paulo Freire, aunque se extienden también a otras ciudades y estados. Para eso recaudan fondos a través de avisos públicos de apoyo a proyectos sociales, asociaciones con empresas y la red de donantes mensuales. “El proyecto se desarrolló desde un principio para ser independiente, tanto de las instituciones como de los poderes políticos y económicos”, aseguran.

    Según detallan, el grupo nace en reclamo al déficit habitacional que atraviesa el país de 6,3 millones de viviendas; 1,8 millones hogares urbanos, 191 mil sin baño, 9,6 millones con falta de infraestructura, 1 millón de sobrepoblación, 830 mil con cobertura inadecuada. Lo definen como un “problema crónico” que deviene en la falta de acceso a derechos básicos de vivienda para muchas personas.

    “Brasil es uno de los países del mundo con mayor desigualdad social, que se reproduce a diario a través de mecanismos de exclusión que resultan en la falta de acceso a todo tipo de servicios para una gran parte de la población”, analiza y sigue: “Esto responde a factores que están relacionados con nuestra historia como país colonizado, que lleva hasta hoy profundas marcas de racismo y explotación de la población trabajadora. A ello se suman las dificultades para aplicar políticas públicas que lleguen realmente a las familias más vulnerables y la voluntad política de combatir este problema”.

    “Muchas personas construyen sus viviendas sin acceso a asesoramiento o formación técnica, lo que se traduce en viviendas con escasos recursos. Además, son recurrentes los problemas estructurales en las casas, el exceso de humedad, la falta de iluminación y ventilación o incluso la ausencia de un baño. Los movimientos sociales fueron fundamentales para los avances ya logrados en la legislación brasileña y también en la producción de viviendas en el campo y en las ciudades”, añade.

    fuente:resumenlatinoamericano.org

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